viernes, 2 de mayo de 2014

Perros motivadores

Cuando de niños se trata, no hay nada más bello (para mí) que verlos amar a los perros. Que los canes sean grandes o pequeños, al niño que le gustan a todos los ve por igual: perros que deben ser abrazados.   

Mis sobrinos han crecido con perros, y todos les gustan los perros, pero una de mis sobrinas se ha declarado la fanática número 2 de la familia, yo soy la número 1.
Esta muchachita, decidió no hablar a la edad que todos hablan, seguro no tenía nada importante que decir, no era por algo físico.
Ya todos sabíamos que le gustaban los perros, una vez visto uno, era perseguido por la niña.   A sus dos años y medio Ma (parte del nombre de mi sobrina), sabía que mis Cockercitos no son para ser cargados por niños y aunque se moría por hacerlo lo respetaba, o ellos se lo recordarían; pero con Circe en casa, que es la perra más dulce en la tierra, supo que tenía la oportunidad de acariciarla todo el tiempo que la perra se dejara.
Un día, en cuanto pudo, mi sobrina la abrazó y la abrazó hasta que hartó a Circe y esta se escapó hacia el segundo nivel.  Ma le hacía señas para que bajara, nos hacía señas para que la bajáramos y le dije: No Ma, a Circe le gusta que la llamen por su nombre, si usted la llama ella vendrá a usted.
Esa era toda la motivación que Ma necesitaba, y no con mucho gusto de hacerlo pero más por las ganas de estar con la perrita dijo: Ise, Ise.  Así Circe bajó a seguir siendo acariciada.

Consideré el dichoso hecho de que Ma hablara como algo pasajero y su gusto por los canes, entre el tiempo de trabajo, distancias y la rutina no es que mi sobrina venga seguido a mi casa. Pero hace unas semanas mi hermana me contó algo que me pareció no sólo dulce sino que aprendí la importancia que tiene Circe en la vida de Ma a pesar de las pocas veces que ha compartido con ella (y eso que tiene más cerca a los perros eternos temporales de mi madre).
Fíjese —me dijo mi hermana— que Ma llegó muy feliz del colegio ayer, le pregunté que había hecho en clase y me contó que a cada alumno le tocó hablar de su mascota; entonces yo le pregunté: ¿Y usted de qué habló?  Ella me respondió: De un perro.  ¿Qué perro? Le pregunté y pensé que me iba a mencionar a algunos de los de mi mamá, pero ella con seguridad me dijo: ¡De Circe! por supuesto.

¡Qué bello! A sus tres años mi sobrina les cuenta a sus compañeros de clase sobre Circe, que era una perrita que vivía en la calle, pero que ahora es muy feliz porque tiene una casa y más perritos amigos con los que juega.   Nunca imaginé hasta dónde llega la información y de forma tan simple.   Los adultos somos un ejemplo, lo deseemos o no y los perros una hermosa motivación, para escribir o hablar.

Todos estaban disfrutando, acariciar y ser acariciados.

Ma. prestando su diadema, aunque a Circe no le gusta, no se la quitó en toda la noche.

  Ma. disfruta de hermosos encuentros como este en Pasos y Pedales.



Sean felices junto a sus perros y hagan feliz a un perro sin hogar.
Hasta la próxima,
Nova A.S.G.

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