viernes, 28 de enero de 2011

Marcha por los derechos de los animales

¡Al fin! La marcha pacifica por los derechos de los animales en Guatemala, será este domingo.   Muchos asistirán con sus familias.  Otros con la novia y no faltaran los que irán acompañados de su mascota.
He leído en un volante que luego de la caminata habrá un concierto y se dará a conocer la propuesta de ley.   Invitan también a los asistentes a que lleven carteles con mensajes constructivos y apropiados al evento.   Se me ocurre un lema juguetón: “Mascotas castradas, mascotas bien portadas”. O en un tono más serio: “La superpoblación animal es muestra de la ignorancia de una sociedad.”  Se valen también las conocidas como “Se un protector, no un propietario”

Sin importar si tiene una frase en mente o no, asista.   Conozco personas que no tienen mascotas pero acudirán a la marcha, están hartos de ver actos de crueldad hacia los animales por parte de otros, y a veces sin poder hacer nada al respecto, por no sentirse apoyados por la ley. 
No lo piense dos veces, esta es una oportunidad para ser parte de un cambio favorable.

He escrito sobre este tema pensando en las personas que sabían del evento, pero para los que no estaban enterados, les cuento otra vez:
Organizaciones que velan por el bienestar animal, hacen un llamado a todas las personas interesadas en apoyar leyes a favor de los derechos de los animales, a unirse este domingo 30 de enero a una marcha que se realizará desde la Plaza Israel (Estrella de David, Avenida Reforma) hacia la Plaza Obelisco, a las 9:30 de la mañana.  

viernes, 21 de enero de 2011

La cojera

Mi novio y yo sacábamos a caminar a las perras por las tardes.  Skippy lo conocía a él desde siempre y se sentía cómoda con cualquiera de nosotros dos.  Consentida lo adoraba, pero por costumbre hacía el recorrido a mi lado.

Una vez, nos preparamos; el ritual era: Tenis y gorra, collares y correas para las peludas.  Salimos, llegamos al portón de la casa y recordé que no llevaba dinero, ya saben por si en el camino se me antojaba algo.  Regresé y dejé que Rk (mi novio) se adelantara con las Cocker.

Me tardé unos cinco minutos, no recuerdo porqué, tal vez buscaba sencillo entre los sillones, quién sabe.  Cuando salí, los tres estaban casi frente al portón aún y Rk se veía algo pálido.  Le pregunté por qué no había seguido y me respondió: Revisa a Cony parece que se ha golpeado una pata.
La miré y ella, feliz, movía la cola tirando con el collar para proseguir con el paseo.  Examiné sus patitas, en busca de piedras o algo que la lastimara y no encontré nada.  Di unos pasos con ella y caminó normal.  Nada me indicó que estuviera lesionada.

—No tiene nada —dije, extrañada que él pensara lo contrario.  Me respondió:
—Seguimos caminando cuando entraste, Consentida no quería y se quedaba viendo a la puerta, esperándote.  La llamé varias veces y al fin avanzó un par de metros, se detuvo y volvió a esperar.  La halé un poco y le dije que no fuera tan mañosa, que pronto nos alcanzarías; entonces caminó, pero al dar dos pasos comenzó a cojear.  Mi pena es que pensaras que la había lastimado, no podía creer que justo conmigo le fuera a pasar algo.

Continuamos el paseo, Cony corría y Skippy la alcanzaba, hasta donde daba el largo de las correas y nosotros permitíamos.  No pasó a más y olvidé el suceso.

Otro día, le dí la correa a mi madre para que entrara a Cony, mientras amarraba mis zapatos.  Aunque estábamos en el garaje, Consentida recurrió a su acto: Cojeaba sin dejar de verme.   Luego me acerqué y comenzó a saltar, satisfecha de que yo estuviera a su lado.
Entonces recordé la primera vez que lo había hecho.  Caí en la cuenta: Consentida sabía mentir.

viernes, 14 de enero de 2011

Ley 870

Hace unos días, al salir de una clínica veterinaria, vi en la puerta una hoja pegada que decía algo de una ley de protección animal.   No tenía tiempo para leerla toda, ya que en el carro me esperaba la perra que había llevado a consulta (una perra callejera atropellada por una camioneta, este será tema para otro viernes).
Me quedé con la curiosidad y busqué información sobre la supuesta ley, digo supuesta porque con tanto animal maltratado en Guatemala, no creí que existiera.

Resulta que sí, tenemos una ley creada en 1952 Decreto No: 870.  El resumen:

Tipo de Decreto: Decreto del Congreso
Fecha de Emisión: 18/1/1952 Fecha de Publicación: 26/1/1952
Título de Ley: Ley Protectora de Animales
Descripción del Decreto: Regula prohibiciones, de los animales, de los perros, de los pájaros y aves. Toda persona que cometa crueldades con los animales podrá ser detenida y puesta a disposición de la autoridad competente. Los agentes de la Guardia Civil quedan obligados a velar por el estricto cumplimiento e la presente ley.
Artículos: 25
Recopilación de Leyes: libro: 70 página: 116
Diario Oficial: CXXXIV-70-865

Leí la página, creo que para el año de su creación era eficiente, ahora necesita ser actualizada.  Sin embargo es triste saber que en esa década, el bienestar animal era más importante de lo que es hoy en día.  Busqué actualizaciones y nada.   Entonces recordé que hace unas semanas felicitaba a una joven nicaragüense porque su país, en diciembre, aprobó legislaciones a favor de los animales.   Platicamos sobre eso y de nuestro diálogo, me quedó entre lo que dijo, una frase grabada: “En Nicaragua hay mucha compasión por los seres vivos.”
Y es que ser compasivo no se limita a sentir, es también hacer, exigir si es el caso.  Ellos lo hicieron.   Mientras tanto nosotros tenemos un antiguo estatuto que es como si no lo hubiera.

Por lo mismo, organizaciones que velan por los animales, han propuesto una marcha pacífica, por los derechos de los animales. Para demostrar a las autoridades que la sociedad guatemalteca exige leyes eficientes para evitar la crueldad y maltrato animal.
Sé que será el domingo 30 de enero a partir de las 9:30 AM, desde la plaza Israel (Estrella de David en La Avenida Reforma) hasta el Obelisco.  
Este es el recorrido confirmado, lo especifico ya que con anterioridad estaba previsto el punto de salida desde otro lugar.


Si desean leer nuestra “ley”, como escribí es apenas una página (copien y peguen en el explorador):

http://www.congreso.gob.gt/archivos/decretos/1952/gtdcx870-1952.pdf

sábado, 8 de enero de 2011

Las asalta platos

Consentida y Skippy, no sólo eran madre e hija o una perras mimadas, eran el dúo dinámico de asalto a platos.   Calmadas y silenciosas como los francotiradores, esperando el momento oportuno y la distracción del personaje que las separaba de su objetivo. 
No lo había notado, porque acostumbrada a tener perros, evitaba dejarles al alcance tentaciones.    Pero, por mi entonces novio Rk, ingenuo con perros adentro de la casa, descubrí lo astutas que eran para robar.
  
A él le quedaba más cerca, por su trabajo, llegar a almorzar a mi casa.    Un día (esta parte me la relató él) llegó hambriento.  No había nadie, pero tenía llave así que entró al apartamento.  Se sirvió un plato de arroz y frijoles colorados con carnitas, se le hacía agua la boca.  Esperó un par de minutos que se calentara en el microondas, se acomodó en el sillón y colocó la comida en el taburete.   Con el tenedor revolvió todo a lo chapín, a tomar el primer bocado iba, cuando el timbre sonó.  ‹‹—¿Quién será? —se preguntó molesto.›› Fue a ver.
Un vendedor de enciclopedias lo tomó de rehén, por más de veinte minutos.  Rk pensaba en la comida y en cómo el plato, para esos momentos, ya debería verse pulcro debido a las lamidas.  No se decidía a entrar para evitar enojarse y por educación al vendedor. 
Poco después llegué, y con un: “Con permiso, ella lo atenderá.” de parte de Rk, quedé endosada.
Escuché al señor por casi media hora. Entre lo que vendía, me ofreció una serie de libros de cuentos, que hubiera comprado de haber tenido el dinero.  Al fin, no sé cómo, se marchó sin venta y por ende, desilusionado.
Rk, me dijo que entró esperando ver: Frijoles en la alfombra, el plato tirado y las perras manchadas de comida.  Pero no, el plato seguía en el mismo lugar, las perras en el cojín y hasta ahí todo normal.   Satisfecho por la “educación” de mis canes, comenzó a comer y conforme terminaba, se dio cuenta que no encontró una sola carnita.

Otra vez, fui testigo silencioso.  Estaba platicando con Rk mientras él preparaba dos sándwiches.  Las Cocker no podían verme, pero yo sí a ellas.
Rk colocó queso, jamón y antes de taparlos con otra rodaja de pan, dejó el plato a un lado, volteándose para tomar la mayonesa.  Consentida y Skippy, sincronizadas, tomaron su porción de embutido con la delicadeza de quién desactiva un explosivo.  Rk vio los panes con queso y confuso les colocó de nuevo jamón.   Seguimos conversando, aunque yo no podía aguantar más la risa.
Avariciosas, las perras realizaron de nuevo el acto de desaparición, cuando vieron que Rk iba por la mostaza.   Esta vez, mi novio me preguntó:
—¿Estás bromeando?
—Yo no he hecho nada, estoy en el mismo lugar —respondí, riendo.
Él comprendió, lo que pasaba y las peludas lo confirmaron con las saboreadas que se seguían dando.
—En realidad, por un momento pensé que sólo lo había imaginado y que no había colocado jamón.  ¡Pero que perras tan rateras tienes!

sábado, 1 de enero de 2011

Temas de Año Nuevo

Para Navidad tenía en mente adaptar “Un cuento de Navidad” que fuera relevante en tema canino.  No tuve tiempo.  Decidí convertirlo entonces a: Un cuento de Año Nuevo. Comencé a escribir.
Resultó que llevaba dos hojas escritas y sin terminar. Demasiado para un blog, pensé y ahora estoy ideando un contenido apropiado con la celebración y los perros.

Se me ocurre: Año Nuevo y perro nuevo.

Muchas familias celebrarán esta noche con un cachorro que llegó con moña el día de Navidad.   Algunos lo esperaban ansiosos y están más que preparados para compartir con el nuevo integrante.  Si bien unos perros fueron comprados, otros llegaron por medio de adopciones. 

En otros casos las personas han recibido al perro con una medio sonrisa porque la tía Julia o el tío Pedro lo regaló (imposible despreciarlo).   Como sucedió con Consentida, mi primera Cocker, cuando se la dieron a otra familia y al final se quedó conmigo. 

Otra situación se da con las personas que vieron al otro lado de la vitrina, al cachorrito jugueteando con otros perros o durmiendo.  Entraron a la tienda, preguntaron el precio y decidieron comprarlo.  Tenían el dinero del aguinaldo, compraron una bolsa de concentrado, pequeña, porque el cachorro lo es, pensaron.  Cuando salieron del comercio con alimento en un brazo y el peluche hermoso y vivo, se les ocurrió preguntar:  ¿Crece mucho?  Y la sincera respuesta fue: Lo normal para la raza.
Así comienza el año, con la incógnita de cuántos perros que llegaron de sorpresita navideña, seguirán en esas casas.  Y cuáles de los caninos que se quedaron serán cuidados y amados.   Año Nuevo, perro nuevo y nuevas responsabilidades.


Dejo a un lado esos pensamientos y decido escribir sobre los propósitos de Año Nuevo.

Pregunto a mis perros si tienen algún proyecto, aparte de pelearme la almohada o ladrar al teléfono cada vez que suena.   Se me quedan viendo con ojos de enamorado, me mueven la cola, uno me ladra, otro decide regresar a dormir.  
Nova, la Cocker de quien he tomado el seudónimo, me tira su peluche favorito: un gato del tamaño de un puño.  Me indica que es hora de jugar al escondite.   Olfatea, sigue mis señas, lo encuentra, lo sacude y me lo vuelve a tirar.  Sigamos jugando.
Si tienen propósitos, sólo los puedo adivinar:
  • Ser cada día más dulces.
  • Aprender a hablar, para darse a entender (O cree que ya habla y sólo desea mejorar la pronunciación).
  • Descansar suficiente.
  • Jugar todo el tiempo posible.
  • Y ante todo demostrar quien es el dueño de la almohada.

Lo anterior me lleva a comparar las aspiraciones que imagino tienen los perros callejeros, sin importar que día sea:
  • Encontrar alimento.
  • Cuidar de la cueva en la que viven, en el barranco.
  • Mantenerse calientitos.
  • Evitar a las personas, en especial al que los patea cuando van a buscar comida.
  • Cuidarse de los automóviles.
  • Seguir vivos.

Mejor pienso en otro tema...

Como me he quedado en blanco, sólo me queda decir:  


Desde nuestro hogar, humanos y perros, les deseamos un Próspero Año Nuevo 2011.
Que sus nuevas responsabilidades traigan alegrías y enseñanzas.  Y que logren cumplir todos sus propósitos, incluido ese último que han agregado: “Ayudar a un perro necesitado.”