sábado, 29 de junio de 2013

Chata

La semana pasada conocí a Chata, una Dogo Guatemalteco que a pesar se su estado todavía tenía ese aire regio que estos perros tienen.
Hace unos meses mis amigos Rb y Ol, quienes rescataron a Horus, alquilaron una propiedad y aunque el contrato no lo estipulaba incluía a Chata.  Esta perra no estaba perdida, porque luego de averiguar supieron que fue abandonada en el lugar por su propia familia, quienes lo único bueno que hicieron por ella fue esterilizarla antes de dejarla a su suerte. 
Para Rb y Ol no había nada qué decidir, viviría ahí sólo que ahora tendría alimento y cariño.

La llevaban al veterinario más cercano (porque en dónde estaba no era en la ciudad) por diversos problemas, pero en especial porque siempre aparecía lastimada de la piel.  Se recuperaba y de nuevo recaía.  Entre búsqueda y preguntas encontraron quien la adoptara para que tal vez con el cambio de ambiente se recuperara completamente.   Antes de entregarla, aprovechando que la habían traído a la ciudad, la llevarían con una doctora que ellos frecuentan.  Fue cuando la conocí.

Chata era dulce, buscaba cariño y a pesar de lo que se creía (en donde vivía decían que era agresiva) se portó sociable con los cuatro perros de ellos, Toña, Cronos, Horus y Nuwa.   Sí, tenía obvios problemas de piel pero lo que más preocupaba era la respiración, al siguiente día tendría su cita y no nos quedó sino  asumir que tenía una fuerte infección pulmonar.   Sus ojos estaban cansados, rojos, tal vez parte de la enfermedad u otra infección, creímos.   Ol la mimó como si fuera de ella de toda la vida y Chata durmió un momento recostada en ella con tranquilidad.  
Antes de despedirme le tomé un par de fotos, pero no se quedaba quieta y me dí por vencida, estaba segura que en un par de meses Ol me enseñaría las fotos de la perra ya saludable en su nuevo hogar.  Ese era el plan que tenían y el final feliz que deseábamos.

Vi a Ol cinco días después y me contó con dolor:  —Tuvimos que poner a dormir a la Chata. No te imaginas lo mal que estaba.  La agitación era porque no podía respirar, la doctora cree que llevaba semanas sin dormir porque al hacerlo se ahogaba.  Tenía un tumor en el paladar, el tabique y la traquea estaban comprometidas. No era operable.  Para dormir sólo lo podía hacer recostada así como se puso conmigo la otra noche.  Con Rb pensamos en llevarla a casa y darle los mejores días finales antes de dormirla porque de eso no había opción, pero más que darle felicidad era prolongar su agonía.  También tenía otros tumores en sus órganos.  La doctora la recostó y de inmediato durmió tranquila.  Nos quedamos con Chata hasta el último momento.  Pobre mi Chata, que mala vida le tocó que ahora que al fin tendría una familia propia no tuvo la oportunidad de disfrutarla.

Hubo silencio, resignación y luego alivio porque sabíamos que Chata no estaba sufriendo y que nunca jamás sufriría.

Chata

sábado, 22 de junio de 2013

Corazón de León

Lean, aprendan y comparen para cuando se les presente un momento, un síntoma como el que les contaré.

Esa mañana me quedé en casa, no tuve que ir a trabajar y todo estaba normal.  Musa, Greka y Skippy tomaron el sol como siempre.   Me recosté en el sillón un rato y Skippy fue a sentarse a mi lado.  Me vio con sus ojos llenos de experiencia y le pregunté qué quería.  Buscó comodidad sin darme más detalle y se echó.  Lo recuerdo bien, porque luego, muchas veces, pensé y repensé en ese día por si algo se me había pasado por alto.

Aún temprano por la tarde Rk me dijo: Puka está enferma.   ¿Qué? , le pregunté sin observar.  Sus ojos se le están trabando, se le están volteando ¡mira!
Nunca vi algo semejante, un ojo se iba para atrás y el otro de lado a lado con extrema velocidad.  De inmediato fuimos al veterinario. 

El doctor diagnosticó que la perra había sufrido un derrame cerebral.   Para cuando llegamos, Puky (Skippy) presentaba parálisis y síntomas como si estuviera en estado de shock.  Los daños eran severos y debía quedarse internada.  El doctor fue claro: “Entre el daño y la edad no tiene muchas posibilidades a su favor, haremos lo posible pero deben prepararse para lo peor.  Las próximas 24 horas son decisivas.”

Nos fuimos desesperanzados, aunque estábamos deseosos por su recuperación era difícil mantener una actitud positiva ante la realidad, ella tenía más de doce años y su madre padeció del corazón.  

Un día después Skippy estaba estable, pero las posibilidades que tenía de sobrevivir eran del 50%.  Luego de irnos el día anterior había sufrido un segundo ataque, aunque no se repitieron en las horas posteriores.  La recomendación era que no llegáramos a verla, era demasiada ansiedad en su estado.   ¿Se imaginan no poder ver al ser que aman pensando en que no tendrán la oportunidad de verlo vivo de nuevo?

Pasamos tres días sin poder ver a nuestra bella Skippy, al cuarto nos permitieron visitarla por un momento.  Ella estaba echada, casi no se movió.  La acaricié pero la sentí lejana, tal vez porque nunca la había visto tan enferma.   Tenía la almohada que le llevamos y su juguete para que sintiera los olores familiares, pero ella estaba ida.   Nos despedimos, entonces fue cuando ella me vio de forma enojada, quise acariciar su cabeza pero no se dejó y me gruñó.  ¡Jamás ella me había gruñido y me dolió más que si me hubiera mordido!   Salí llorando, pensé que el derrame había afectado su memoria, aunque con Rk se portó indiferente.

No sé si la dieron de alta al quinto o sexto día, sólo sé que  partir de ese día tomó por el resto de su vida medicamento para la presión. Al entregárnosla el doctor nos dijo: ¡Qué chucha tan fuerte!   
Y en cuanto la sacaron del kennel y la cargué para llevarla al auto, la actitud de Spuka cambió, de nuevo era mi hija.  Sólo estuvo molesta porque la habíamos dejado antes.

La salida del hospital fue posible porque el riesgo de otros ataques era menor, su presión estaba controlada y visualmente estaba normal, sin embargo las consecuencias de los primeros estaban presentes: apenas podía levantarse por si sola, se iba para un lado, no podía abrir la boca del todo y por eso no podía masticar.  El doctor nos dijo que no se repondría mucho más de lo que ya estaba, pero así suele ser en esos casos.

Los siguientes días fueron cansados, no es sencillo hacer que un perro que está acostumbrado a brincotear por toda la casa haga reposo.   La razón para que estuviera viva era para que estuviera con nosotros, así que teníamos que cargarla para bajar y subir las gradas, los muebles, la cama; llevarla a hacer sus necesidades y alimentarla con comida especial.   Ella intentaba hacerlo por si sola pero su cuerpo no respondía… al menos las primeras semanas.  Luego comenzó a caminar mejor, se nos escapaba para subir las gradas sin nuestra ayuda y cuando podía se robaba el concentrado de las otras y no comía el paté especial.   Esto último le era difícil, su boca seguía limitándola. 

Una tarde llevamos pizza, Musa y Greka saltaban emocionadas, Skippy sólo caminaba de lado a lado para demostrar su entusiasmo. Ella deseaba un pedazo de pizza, babeaba y aspiraba el olor de ajos y tomate absorbidos por el queso derretido, se estaba volviendo loca y trataba de ladrar pero su hocico trabado no se lo permitía.  Entonces la sorpresa, su deseo fue más fuerte que su dolencia y ladró, ladró y continuó ladrando con triunfo y fuerza.  

Desde ese día la apodé Skippy Corazón de León, por guerrera. Ella se recuperó casi por completo luego de ladrar, un detalle la delataba y era que su cabeza se iba un poco para un lado pero por lo demás su vida siguió como era antes del derrame.

Así era Skippy, bella, fuerte y perseverante.


viernes, 14 de junio de 2013

Excelente terapia



Hoy llevamos a castrar a Tyson, un perrito que tuvo una de las rescatadas de mi mamá.   Llegué al lugar cuando mi madre lo llevaba de regreso a casa.  Él iba todavía algo atontado por la anestesia pero lo suficientemente lúcido para mover la cola al verse en “su” carro.
Me despedía del perro cuando Luisa, de Mascotas X Amor (con quien fue la jornada) me saludó desde unos metros atrás.   Se le notaba apresurada y en pocas palabras me explicó que estaban saturados de trabajo adentro, así que nos despedimos.

Sentí el impulso de quedarme pero estaba mal estacionada y tenía menos de una hora para proseguir con mi trabajo.  Arranqué y me fui, pero sólo le di la vuelta a la cuadra para dejar el auto en mejor lugar y regresé a preguntar si podía ayudar en algo en esos pocos minutos disponibles.   Me envió al área de postoperatorio, varias personas con muchos perritos adormitados estaban ahí y me encargaron a Channel (a quien llaman Gucci también).   Lo único que necesitaba es que estuviera al tanto de ella, que la acariciara, que se mantuviera tapada y de cuando en cuando voltearla para que cualquier residuo de anestesia se metabolizara más rápido.  Tan sencillo y a la vez tan abrumador, ver a estos inocentes peludos, saber que en algún momento estuvieron en la calle sin nada ni nadie, y que hay miles más que no han sido rescatados.

En el lugar se respiraba esperanza.  Una energía de satisfacción brotaba de las lindas personas que llevaron a sus temporales a operar, sabiéndose constructores de una mejor vida futura para las mascotas cuando sean adoptadas.   Sí, hubo lágrimas, porque llegaron los adoptantes de Nenito (Nene 2) uno de los cachorros y las despedidas son así: emocionales. Una semana o un mes y las mascotas temporales siempre le roban el corazón a uno.  La familia temporal de Nenito aún tiene a la hermana Nenita esperando la oportunidad de una familia propia.  Ella es una perrita blanca con trompita de puchero, parece hecha para besar.  Apenas despidió a su hermano, un segundo sueño la atrapó justo en ese momento.

Channel es preciosa, me sorprendió que fuera rescatada de la calle porque la confundí con una cachorra  Cocker Spaniel de unos cuatro meses, pero ella ya es adulta y al poco tiempo de que la encontraron tuvo cachorros, unas bellezas por cierto.  Se parece a Prisci, sólo que Channel es todavía un poco más pequeña de tamaño y su pelaje más suave.
Media hora fue suficiente para saber que Channel es una perrita mimosa.  Desde el momento que despertó no se movió y aceptó mis caricias.  Pensé que seguía bastante sedada y continué cuidándola como debía hacer.   Llegó el momento de irme y en cuanto dejó de sentir mis manos levantó su cabeza y me vio con exigencia para que continuara.  Regresé para despedirme de ella con propiedad, entonces  ella volvió a recostarse para proseguir siendo mimada.  Un par de minutos después, cuando me retiré volvió a buscarme con sus ojos dulces y luego siguió descansando en espera a que su familia temporal llegara por ella.

Fue un momento, pero fue mucha paz la que recibí, la mejor terapia para un día ajetreado.  Y saber que este tipo de colaboración también es necesaria.    
Hay tantas maneras de mejorar sino la vida, al menos un momento, a otro ser; en especial si es a un perro.


Hasta la próxima
Nova A.S.G.


Pd.
¿Desean saber sobre las jornadas, adopciones y eventos con respecto a mascotas?  En mi perfil de Facebook Guateperros, siempre publico perros disponibles para adoptar de varias asociaciones.

Y en la Fan page de Guatepets, publican todos los eventos (de los que se enteran) con respecto a mascotas en Guatemala.

viernes, 7 de junio de 2013

Grillo - Edison Benjamín


Hace un año y unas semanas le dimos hogar temporal a Edison Benjamin Calcetas Botón un adorable e inteligente cachorro, ¿se recuerdan?
De cuando en cuando preguntaba por él, luego de que fue adoptado y si no lo hice a diario fue porque me aguanté para no cansar a las voluntarias de la asociación.  Pero ellas sabían que estaba bien, porque la familia lo lleva con  una  Dra. Veterinaria que colabora con la organización.
Tuve la oportunidad de ver a Grillo (así lo nombró su familia, por lo saltarín que es), se le nota que es un perro feliz, que es amado y consentido.  Se preguntarán si me reconoció y la respuesta es no.   Es normal, no creo que sea porque era un cachorro cuando dejamos de vernos, si no porque su vida es satisfactoria, su familia lo llena por completo, y esto a mí me hace también feliz porque es todo lo que deseé para él.  

Pero hace un mes, me contaron que Grillo tenía un problema en las patas traseras y que era delicado.  En palabras sencillas, estaba poniéndose corneto.   
Cuando los perros lo padecen no sólo es un inconveniente estético, es una deformación congénita y sólo se observa cuando han crecido.  Si no se corrige, se agrava con el tiempo; causa malformación de columna, mucho dolor y puede dejar al perro inmóvil,  en pocos meses por el sufrimiento se deben poner a dormir (eutanasia).   Pero en la mayoría de estos casos hay solución: se opera cada pata (primero una, luego la otra), reubicando cada hueso para que tenga la posición correcta.  

A Grillo se le puede operar, es joven y saludable, sin embargo, la operación es costosa a pesar de que el médico veterinario que la realizará ofreció un precio especial, la familia no puede por sí sola pagarla.   Creo que la mayoría estaríamos en las mismas.   Para algunas personas esto no parecerá una necesidad real, pero para quienes amamos a nuestras mascotas esto es tan urgente como lo sería con cualquier miembro humano de nuestra familia. 

Grillo pasó de caminar tres kilómetros diarios a sólo soportar tres cuadras, se echa y llora por el dolor que siente. Él desea hacer lo que siempre ha hecho: acompañar a sus protectores en los paseos, menear la cola, sentir el aire de la calle mientras ladra saludando a sus vecinos caninos, pero sus patas no lo dejan.  Tiene que ser operado y aunque ha de ser dolorosa la recuperación, en un par de meses estará como nuevo, corriendo y brincando con su hermano el gato (a quien adoptaron al mismo tiempo) y ante todo, sin dolor.

Hoy no sólo escribo para ponerlos al día de la vida de quien siempre será mi chiquito genio, también lo hago para solicitar su colaboración para reunir los fondos de las cirugías que requiere.   Y como siempre digo, no importa cuánto.  Sólo recuerden que las playas son muchos granitos de arena.

Para colaborar pueden escribirme a guateperros@gmail.com o bien pueden comunicarse directamente a: angelesperrunosguatemala@gmail.com (la dirección de la asociación que recaudará los fondos donados).  Gracias.

Fotografías proporcionadas por la familia de Grillo.




Hasta la próxima,
Nova A.S.G.

sábado, 1 de junio de 2013

Circe es de la familia

Circe ya es parte de la familia desde hace meses, y ahora no nos imaginamos cómo sería no tenerla en casa. Claro, la bolsa del concentrado alcanzaría unos días más, un gasto menos de vacunas, y alguna que otra cosa que no estaría mordisqueada por ella. Pero también faltaría la felicidad y serenidad que nos brinda a todos con sus ocurrencias.   No soy una persona amena por las mañanas, mis chiquitos son iguales, Circe ahora ya lo sabe y no nos saluda hasta que yo digo ¡Buenos días!  La pobre, acostumbrada al horario de los soldados del puesto de registro, no entendía los primeros días por qué todos refunfuñábamos cuando ella llegaba a saludarnos a la cama.

Ha hecho travesuras, pero es normal, es joven y sus inicios en la calle fueron sin límites.
Es una nena linda que adora ver la correa porque sabe que es momento de pasear, y a pesar de la libertad con la que vivió durante meses, de buen grado acepta que la caminata sea de quince minutos (cuando tenemos prisa) o una hora.   Veinte pasos son los que le cuestan entrar en razón, en donde saca toda su energía y luego como que se acuerda que debe comportarse y camina regia y natural.

Entiende muy bien, demasiado literal, creo, porque la hemos dejado con los Cockercitos algunas horas y de cuando en cuando encontramos algo mordido, se le regaña y se le enseña que no se debe hacer.   Así que un día, antes de salir le demostré todo lo que no debía morder y de último le enseñe la canasta con sus juguetes adentro y le dije: Esto sí puedes usarlo Circe, ¿entiendes? Todo lo demás no, pero esto sí.
Cuando regresé, la casa estaba perfecta, todo en su lugar, hasta los juguetes, pero la canasta estaba mordida.  ¿Cómo podía amonestarla por eso? Yo le había dicho que eso sí se podía morder, no me quedó de otra que reírme y ahora resulta que debo aprender a expresarme correctamente para evitar malos entendidos.

Cuando está aburrida y Gecko no quiere jugar (es con quien lo hace), juega al perro muerto, así le digo yo.  No sé por qué, pero he notado que los perros que han vivido en la calle una de sus maneras de recrearse es así: retozan solos un rato y luego se colocan panza arriba con los ojos abiertos y se quedan varios minutos en esa posición sin importar quién pase a su lado o que les hablen.   Milagro, la fallecida perra rescatada por mi mamá, hacía lo mismo y varias veces le causó tremendo susto pensando que algo le había pasado.   Creo que aprenden que en la calle esta es una manera de llamar la atención de las personas y ¿sorprenderlas? ¿recibir caricias? ¿reírse de los humanos? No sé, pero parece divertirles, levantarse inesperadamente y ver la reacción de uno.

De todos Gecko es el que está más feliz con la presencia de Circe, juegan y juegan, él ahora hasta comparte sus juguetes con ella, los jalonean, pero Wiwi (así llamamos a Circe también) sabe que ella es más fuerte y que a él no le gusta perder, así que los muñecos son apenas agarrados por los dientes y así Gecko se los arrebata, él gana y ella se pone feliz porque al final del juego él la besa y descansan juntos.   Parecen compañeros de toda la vida.

Quién iba a decir en septiembre del año pasado que tendría otra perra en casa.   Ella, con su paciencia se encargó de las barreras territoriales de mis malcriados peludos.  Al final ellos decidieron adoptarla a ella, pero fue porque ella quiso adoptarnos a nosotros.