sábado, 28 de diciembre de 2013

Feliz 2014

Y en este último viernes del año sólo me queda esperar que, el próximo sea un año lleno de felicidad y humanidad.

Que entre todos logremos ese mundo sin perros abandonados y maltratados que tanto deseamos.

Que Circe, Fido, Daisy, Firulais o como se llamen sus perros aprendan que los cables no se muerden y que tampoco deben romper los muebles.

Que nosotros los humanos aprendamos a entenderlos y a atenderlos mejor.

Que al menos donemos una castración, porque así evitaremos el sufrimiento de miles de vidas a lo largo de los años.

Que logremos que otro humano aprenda de nosotros un buen trato a sus perros y que conozca de los muchos que necesitan de un hogar.

Que sepan todos que nuestros perros son nuestra familia y que los amamos y respetamos.


Sonriamos e inspiremos sin miedos y sin prejuicios. 

Sean felices, hagan feliz a su perro y colaboren con un perro sin hogar.


Espero hayan tenido una ¡Feliz Navidad!

Rk, Gecko, Keyla, Nova, Circe y yo les deseamos:

¡Próspero Año Nuevo 2014!

Hasta el próximo año,

Nova A.S.G.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Santa Claus canino



¡Huy! Esta historia la recordé por tanto forzarme a darles una anécdota que fuera con la época.  

Era la primera Navidad que vivía Consentida.  Mi pobre perra seguro la había pasado mal la Noche Buena porque los humanos nos habíamos ido a casa de mis tíos, y Cony le tenía terror a las coheterías según lo que notamos durante esos días. Yo era una niña y mi opinión de quedarme en casa con ella no fue aceptada.  
Regresar a mi casa junto a Consentida esa madrugada fue lo mejor de la celebración, al verla recordé lo que le tenía preparado para el día siguiente, un bello envoltorio con gran moña que cubría los dulces que  desde días antes yo le había comprado. Ni mi mamá, ni mi abuelita notaron cuando coloqué el regalo; y sin objeciones de nadie — seguramente por ser Noche Buena — mi bella Consuelo durmió a mi lado, ambas satisfechas de que nos teníamos una a la otra.

Como todo niño, desperté temprano el 25 y con Cony corrimos hacia el árbol. Yo sabía que mi “Santa” me había entregado mis regalos la noche anterior, pero me emocionaba ver la reacción canina.
Busque, le dije enseñándole el árbol, ella siempre dispuesta olfateó hasta encontrar el paquete, me lo enseñó pero no se animó a agarrarlo.  Lo tomé y se lo ofrecí zarandeándolo para que decidiera quitarlo de mi mano.  Cuando vio que en el juego  era permitido romperlo, inquieta y ansiosa rompió el papel con las garras. Los dulces no eran muchos pero si lo suficiente para que se regaran en el suelo, entonces comencé a desenvolverlos y empezamos a comerlos entre las dos.  A mi edad no sabía que el azúcar y ese tipo de golosinas eran dañinos para los perros, y lo supe cuando nos encontraron en mi travesura.   Recuerdo la cara de mi abuelita regañándome, pero yo estaba feliz porque Santa Claus canino le había dado un obsequio a Consentida.  
Ese fue el primer regalo de Navidad que le di a uno de mis peludos y desde entonces lo hago, sólo que los siguientes ya fueron golosinas especiales para perros, para no enfermarlos.

 Desde nuestro hogar,  Circe, Gecko, Keyla, Nova, RK y yo les deseamos a todos:
 ¡Feliz Navidad!
Celebren en armonía y responsabilidad junto a sus familias, incluidas sus mascotas y cuidado con las travesuras, como la mía. Compartan y colaboren, en especial con quienes lo necesitan y no olviden agregar en esta lista a un perro sin hogar.  
Hasta la próxima, Nova A.S.G.


viernes, 13 de diciembre de 2013

La mejor medicina

El lunes mis hijos caninos, los Cockercitos, cumplirán ocho años.  Yo aún los veo como cachorros aunque en sus ojos se nota la sabiduría que han obtenido de la vida.  Así es con los hijos, veo a mi madre mirarme como en mis primeros recuerdos y yo lo hago igual con mis perritos.  Siempre serán mis cachorros. Aunque adultos,  no puedo evitar recordarlos como en sus primeros meses, cuando mis pequeños Cuachuchitos crecían y descubrían el mundo a su manera.

Desde que nacieron hay un momento que, cuando armamos el árbol, se me viene a la mente. Era la última semana de enero y aún no habíamos quitado el árbol de Navidad.  Podría  tratar de engañarlos diciendo que fue por tanto trabajo inesperado,  atender a Skippy que estaba convaleciente de una fuerte enfermedad, cuidar a Greka por su depresión que no fue diagnosticada sino hasta después de su muerte y criar a los cinco peludos terremotos, porque no tenían madre canina que lo hiciera; pero no, la decoración navideña estaba para quitar la pesadez a los días de un Año Nuevo.   Era como exprimir la poca esencia navideña que quedaba en los adornos y las pascuas aún con flores. 

Hacía unos pocos minutos que había visto a los cachorros corretear en el jardín cargando peluches que eran más grandes que ellos y mordisqueando a Musa cuando pasaba cerca.   Vi el árbol y sabiendo que el fin de semana que se acercaba sería la despedida de este, me senté en el piso para observar cada detalle, recordando que lo armamos antes que los Cockercitos nacieran.   Pensé en todas las ideas que tenía cuando colocamos los adornos, me dio nostalgia que a pesar de tener a mis chiquitos, Greka estaba muy enferma.   Recordé que todavía llevamos a Skippy a ver las luces en la calle y que estando convaleciente  se emocionó al verlas.   Parecía que había sido mucho tiempo atrás, que cada día fueron semanas, pero sólo eran menos de dos meses los que me separaban del recuerdo y del presente.  Estaba absorta en mis penas y reflexiones, cuando las ramas del árbol se sacudieron con fuerza. ¡Fue un gran susto el que me llevé! por el inesperado e inexplicable movimiento y sin tiempo de razonar un porqué, los cachorritos salieron de abajo del árbol abalanzándose sobre mí para lamerme y mordisquear mis piernas.   Verme en el suelo era señal de conquista y nunca desaprovechaban una oportunidad.    ¡Mi día cambió! la tristeza se fue ante las risas y caricias que me dieron mis peluditos traviesos, a los que aún podía cargar en una mano.

Ellos son la mejor medicina ante cualquier dolencia, pero ahora debo tener cuidado porque, aunque crecieron siguen tirándose sobre mí, además Circe los copia y ella pesa por dos.  
¡Imagínense lo que pasé una vez que me operaron y los chiquitos decidieron aliviarme!

Hagan el bien, sean felices junto a sus perros  y ayuden a una mascota sin hogar.

Hasta la próxima
Nova A.S.G.

viernes, 6 de diciembre de 2013

No no novidad

En la radio se escuchan ya las melodías propias de la temporada, anuncios que nos invitan a comprar lo que no sabíamos que necesitábamos.  En las calles las vitrinas están listas vestidas de luces, más de lo usual.  Y en algunas casas también las decoraciones han aparecido al igual que las macetas de pascuas y de las que cada año hay más variedad.
Sí, me contagio rápido y aunque no pasara afuera de todas formas decoraría Navideñamente (si no existe la palabra, hagan de cuenta que la inventé) mi hogar.

Los Cockercitos están acostumbrados y como siempre acompañan con algarabía, al momento de armar el árbol, están atentos para  indicar en dónde cayó la bombita o cualquier otro adorno;  De cuando en cuando se acuestan en los sillones para observarnos a Rk y a mí mientras disponemos de las decoraciones.   Luego se levantan impetuosamente en cuanto nos ven con otra caja, para curiosear qué es lo que hay dentro de ella, y con la nariz mueven las cosas, buscando no sé qué.
Nova siempre atenta a cual adorno se coloca en tal lugar. Keyla, suspira y cuando cree que no la vemos camina bajo las ramas cepillándose el lomo. Los tres ponen cara romántica al ver las luces colocadas y prendidas. Pero Gecko parece que es quien más disfruta al mirarlas.  Se queda absorto por largos ratos, se sienta a ver el árbol por minutos, como si estuviera esperando una respuesta o talvez me imita. 
Circe, en cambio, se ve sorprendida de diferente manera; parece que no encuentra el mismo sentido en la decoración como los otros, y por falta de costumbre o la edad no sabe que debe mantener la distancia.   Por eso creemos que ha comenzado a pensar que es la época de NO.

No se te ocurra morder esa pascua. No puedes agarrar ese adorno. ¡No, no, no debes morder el cable de las luces! ¡No Circe!  Cuando la regañamos vemos que entiende que no debe hacerlo, pero ¿se le olvida? ¿no le importa? ¿se distrae?
El año pasado no fue tan traviesa y hasta que decidimos adoptarla, la niña canina comenzó a hacer de las suyas, aunque admito que son contadas.

No es la primera perra que intenta hacerla de Grinch en mi casa.  Skippy también arremetió contra las luces ya colocadas en el árbol, Musa decidió cosechar las manzanas decorativas y hasta tuve un gato que se basó en catástrofes naturales y simuló un tornado en el nacimiento.

Las mascotas hacen travesuras de cuando en cuando, es parte de la gracia de tenerlas.  Nos sacan de la rutina y de la perfección, porque al final nada es perfecto. Recordarlo es relajante.
Pienso en las travesuras actuales y recuerdo la primera Navidad que pasó Circe con nosotros, apenas el año pasado. Jugó, corrió y estaba contenta de tener atención.  Al final de la noche se acostó bajo el árbol y se miraba como un bello regalo de la vida.

El siguiente año, no sé qué pasará, seguiré preocupándome por evitar que Circe se lastime y me deje sin luces o sólo recordaré la extraña fase por la que estas fechas de no no novidad está pasando, pero por el momento he de cuidar a mis caninos y a disfrutar sus ocurrencias.



Hasta la próxima
Nova A.S.G.

Pd. ¡Cuidado! La flor de pascua es tóxica para las mascotas. Más información sobre plantas y alimentos dañinos: http://www.guatepets.com/Consejos.htm
Y de nuevo está disponible el cuento de navidad en casa de rescatista: http://bit.ly/RdKyy5