viernes, 26 de marzo de 2010

Recuerdo que

La ilusión de tener un perrito era una realidad, corría del colegio a la casa con más emoción que nunca.  Jugaba con Consentida a la maestra, —ella era la alumna por supuesto—, o era el caballo de las muñecas.   Aún tengo un testigo de cuando Consentida quiso jugar a ser doctora cuando yo no estaba,  es una muñeca que tiene un vendaje en la mano porque está todo mordisqueado.  Pero sin importar las cosas que rompimos fueron momentos divertidos de la niñez. 

La perra aprendió cuanta maña le enseñé.  Mi abuela decía que los perros dormían afuera así que a las ocho de la noche la sacaba a su nido, nos acostábamos como a las nueve y a las diez cuando yo escuchaba los primeros ronquidos  abría la puerta y llevaba a mi peluda amiga a dormir a mi cama, a las cinco me despertaba (la responsabilidad de la travesura, porque no usaba despertador) y la sacaba de nuevo, ella, muy entendida salía silenciosa.  No sé si en casa de verdad no se daban cuenta, pero me preguntaban: —¿Cómo es posible que tus cobijas tengan tanto pelo de chucho?
Con los años llegó el momento en que no tuve que esconderla, y comprendieron que Consentida estaría en donde yo estuviera.  La idea de tener a los perros adentro todo el tiempo se convirtió en algo natural para muchos y por supuesto para mí. 

Ahora tengo que pelear por mis almohadas y tengo la duda si seré yo la que en algún momento tenga que dormir afuera.

viernes, 19 de marzo de 2010

Consentida



La vida es extraña, no siempre salen las cosas como se planean, y nunca se sabe que consecuencia habrá para personas desconocidas.  A mi esta situación me dio y sigue dando alegrías.

“Feliz día del cariño, me llamo Consentida”, decía la tarjeta con la que entregaron a una perra Cocker Spaniel, raza que tiene por fama ser demasiado traviesa.  En el hogar al que la regalaron ya había una Chihuahua, una Pequinés y una Salchicha, en edades adultas.  La cachorra, era eso: una cachorra en busca de atención y juego; en su nuevo hogar no podían con ella, así que se olvidaron del sentimentalismo y cuatro meses después la dieron a mi casa.  Llegó con el alias de: Cony,  la llamaban así para acortar su nombre original.  Yo tenía once años, el tiempo del mundo y muchas ganas de tener un perro; no recuerdo un momento de mi vida en el que no me gustaran los perros.
Cony fue mi Consentida y mi Consuelo, crecimos juntas, me hizo muy feliz y yo traté de hacer lo mismo por ella; no fue mi perrita, fue mi mejor amiga y en cierto modo se convirtió en mi conciencia porque muchas decisiones las tomé por la responsabilidad que tenía hacia  ella para que estuviera sana y alegre, sin darme cuenta que por ello, ese efecto también surgía en mí.  

La predecesora de los que tengo en casa (a excepción de una) fue Cony, y algunas veces, cuando veo a los que son sus bisnietos no puedo evitar pensar que ese regalo que no era para mí es de los mejores que he tenido.


viernes, 12 de marzo de 2010

Un invitado

En la Avenida Las Américas, pasadas las seis de la tarde íbamos con mi esposo en el auto, despacio por el tránsito a pesar que entonces no había tanto (año 1,998 creo).  Vimos a este perro, algo viejo,  rechoncho, pequeño y con cara de afligido.   Resultó ser un Beagle aunque nunca había visto uno con esos colores: beige muy claro y blanco.  Nos detuvimos, lo llamamos y él muy confiado se acercó a nosotros.   Preguntamos a las personas alrededor si alguien lo conocía o era el dueño, y lo que nos respondían era: “Parece perdido”. ¡Obvio!
Al fin el guardia de un edificio nos dijo que el perro tenía más de dos horas de estar vagando por ahí y que estuvo a punto de ser atropellado un par de veces.  Dejamos, a quien se prestara, nuestro número telefónico por si alguien preguntaba por él y nos lo llevamos para evitarle un accidente.
   
A las nueve de la noche comenzó a sonar el teléfono,  era un hombre que decía ser el dueño del Beagle, dio señas y nombre (que no recuerdo) y sí, parecía ser el propietario. 
Luego que le dimos la opción de recogerlo por la mañana, confesó  que era el guardián de la casa en donde vivía el perro, el dueño estaba de viaje y en un momento en que abrió la puerta, el perro se salió y hasta horas después se dio cuenta.  El patrón regresaría al otro día así que le urgía recoger al perrito o perdería su empleo.  Por un momento pensamos en esperar al propietario y que el empleado recibiera un castigo, pero no lo hicimos. Esa misma noche lo entregamos.
Días después supimos que el can se escapó cuando el guardián enamoraba a una de las empleadas vecinas, y que cerca de las ocho de la noche el hombre caminaba desesperado buscándolo.  

—Preguntó por el chucho, le dí el número que usted me dio —dijo el portero de unos apartamentos—, pero el señor hasta estaba llorando .

viernes, 5 de marzo de 2010

Desprotegidos


Las últimas semanas han sido noticia de terremotos en varias naciones.  Pensamos en el hambre, la pobreza, y el cambio que las personas han sufrido; levantarse un día y ver que el mundo que tenían ha cambiado y no para bien.  Para los que tenemos simpatía por los animales, agregamos a nuestra preocupación las mascotas perdidas y animales sin dueño entre esa realidad, y aunque hay grupos de rescate para ellos, me imagino que no se dan abasto.  
En  Guatemala el problema de perros sin hogar no ha sido causa de un desastre natural sino humano.  En las calles, en cada cuadra podemos observar un perro vagando en busca de comida o procreándose como su naturaleza lo solicita, y también aquí han surgido algunas organizaciones y otros grupos de personas (que lo hacen por medios propios) que se dedican a recoger a nuestros peludos amigos (cierto que muchas veces no tienen pelo por el jiote que los aqueja),  pero… ¡Oh sorpresa! Hay demasiados y pocos recursos. 

El tema que escribo hoy es debido a un e-mail que recibí de la Asociación de Amigos de los Animales que dice:

"Por tener que devolver el terreno que alquilan y los dueños pidieron de regreso para usarlo, un refugio en Guatemala debe ubicar a sus 145 perros.  No daremos más información del asunto por discreción.  La necesidad está latente y eso es lo importante.
Para adoptar puedes ver los disponibles con la palabra PAZ antes de cada nombre en la sección URGENTES en nuestra página www.amigosdelosanimales.org.gt"

Creo que sólo queda decir lo que siempre se dice en estos casos: ayudemos a ayudar.  No siempre podemos mirar para otro lado y para los que no pueden adoptar o donar, eduquen sobre el tema  a familia, amigos y compañeros de trabajo.  Talvez alguno de ellos logre cambiar la vida de un perro callejero para que viva bien.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Bienvenidos

Quién y la razón
 
No considero que exista un motivo para saber quién soy  para el lector de este blog, más que la curiosidad. Por lo mismo sólo he de decir que soy una persona que gusta de los animales, aunque he tenido mayor interacción con perros, y esa es la razón de este espacio.
Compartiré historias, y la experiencia que he adquirido durante los años que los he tenido (más de veinticinco años) aunque he de decir con exactitud: Que me han tenido.

Soy "dueña" -por dar una definición- de cinco peludos caninos y conocerán acerca de ellos y sus orígenes.   También, de vez en cuando, leerán la historia de algún huésped ocasional (mientras le encontramos un hogar), de los que hemos recogido por estar perdidos o el perro callejero que se dejó llevar .
Así que espero les sea entretenido.
 
Saludos, y por ahora se despide:

Nova A.S.G.