viernes, 27 de julio de 2012

Dia Internacional del Perro Callejero

En estos últimos días de julio se conmemora el Día del Perro Callejero.   La idea nació en Chile en el 2008 gracias a Ignacio Gac, estudiante de periodismo.  Su propuesta es que el último domingo de julio reflexionemos sobre la vida que llevan los perros callejeros y que por ello todas las personas les proporcionemos ayuda y cariño.
Algunos países como Chile, establecieron que el 27 de julio sería la fecha que utilizarían; otros, han dejado la conmemoración para el Día Internacional del Perro Callejero, el 25 de julio.

Sin importar la fecha exacta, o mientras se ponen de acuerdo (cosa difícil), lo que nos interesa es que al menos una vez al año todos recordemos y veamos a todos estos perros que están en las calles, muriendo de desnutrición, accidentes y enfermedades.  Y que colaboremos con ellos, evitando así, que estos casos no sigan aumentando para que en algún momento no exista este tipo de sufrimiento.

No sería lindo que en diez años pudiéramos decirle a nuestros hijos: “Antes, en estas fechas las personas salían a brindar un plato de comida y agua a los perros de la calle.   Ahora eso es sólo un recuerdo, porque gracias al apoyo para castrarlos y adoptarlos no hay uno sólo que esté desamparado. ¡No hay más perros deseando una familia!”

Suena bello ¿Verdad? Y no es imposible, llevará tiempo pero no es imposible.  Aunque todos deseamos soluciones mágicas, la realidad es que la magia es la que nosotros realizamos por cada ser indefenso que ayudamos.  Brindamos felicidad al cambiarles positivamente la vida y por eso también nosotros somos felices.  Es un intercambio simple y sólo puede conocerse cuando se realiza.  

A continuación un par de fotografías de casos que han atendido algunas Asociaciones (Porque los casos sobran, pero no me daría abasto) .  Son nuestra realidad Guatemalteca, la realidad de los perros que sobreviven en las calles.   Los fotografiados, mientras se recuperan, están en espera de la oportunidad de tener una familia, pero hay muchos que siguen sufriendo y necesitan de todos nosotros.

Colaboren con un perro sin hogar y hagamos del Día Internacional del Perro Callejero un recuerdo y no una necesidad.


Si desean comunicarse con alguna de estas asociaciones de ayuda animal u otras, puede dirigirse a Guatepets (listado de organizaciones) ahí encontraran la información de contacto de cada una de las que tienen conocimiento.

Hasta una próxima
Nova A.S.G.

Pd: Leyeron tarde la nota, ya no es julio sino septiembre. No importa, cualquier día es bueno para comenzar, para ayudar y para cambiarle la vida a un perro que vive en la calle.

viernes, 20 de julio de 2012

Morfeo

Lo nombró Morfeo. La independiente señora con problemas para dormir, pensó que era el nombre ideal para su recién rescatado perro.  Él era mestizo, pero se sabía que sería de tamaño grande.  Estaba bien para la pequeña casa pero con buen jardín.   
Aún era cachorro y no se sentía cómoda en dejarlo afuera, así que le permitió quedarse adentro. Eran ideas de ella, afuera estaban otro par de perros que habían sido recogidos de la calle siendo adultos, Morfeo no se sentiría solo y estaría en buena compañía.  

Apenas de tres meses, el cachorro comenzaba su aprendizaje de en dónde realizar sus necesidades pero la noche dominaba a su edad y por la mañana la señora se levantaba a limpiar pequeños charcos de orines y alguna que otra vez popó.
A la señora, esto la malhumoraba, dormía mal y poco; y a su madura edad esas mañanas de limpieza no eran las deseadas.

Pasaron unas semanas, Morfeo creció y aprendió a avisar que le abrieran la puerta antes de dormir y temprano por la mañana.  La señora estaba satisfecha de la rapidez con la que él aprendía y la compañía cercana del perro le daba cierta tranquilidad.  Ella comenzó a dormir mejor.

Otro par de semanas pasaron y la señora ya dormía tan profundo que no sentía a Morfeo, quien ya estaba más crecido y alcanzaba la cama con sólo colocar la cabeza. Tocarle la cara a la señora con la nariz no era suficiente para despertarla y él deseaba salir, necesitaba hacerlo.  Y con seguridad recordó:  El baño.
Así que una mañana, la sorpresa de la señora fue que cuando ella fue al baño, el piso de este, estaba sucio.   Morfeo había hecho sus evacuaciones en dónde creyó debía hacerlas cuando no le abrían la puerta hacia el jardín.
La señora entendió que era su propia culpa por no sentir, pero ahora ella dormía tan bien, como nunca antes lo había hecho, que decidió que lo mejor era que Morfeo durmiera afuera.

Morfeo aceptó con felicidad pasar la noche con el resto de sus amigos caninos, y según dicen, los tres perros casi sólo durmiendo se la pasan y a la señora en cambio, le ha regresado el insomnio.

sábado, 14 de julio de 2012

Susurrando ladridos

Un video se volvió viral hace unos meses, en este, se ve cómo un perro controla el volumen de sus ladridos cuando su protectora lo solicita.

Cuando lo vi me encantó, pero no me sorprendió, yo ya lo había visto y oído con Musa y Greka.

La noche recién comenzaba, mi esposo dormía, su horario siempre ha sido pesado y el que duerma tranquilo es una prioridad para mí.  Skippy lo acompañaba como todas las veces y yo estaba en el primer nivel cocinando.  Musa y Greka se encontraban conmigo, estando cerca de la cocina tenían más probabilidades de conseguir una golosina.   

Las jóvenes Cocker aparte de la comida tenían otra ocupación: Jugar.  Así que correteaban por la sala, el comedor y la cocina.  Se cazaban, se lamían, corrían de nuevo.  De cuando en cuando se detenían a mi lado para ver si les proporcionaba de comer o se me había caído algo que pudieran disfrutar.
No era mucho lo que recorrían en la correteadera, la casa aunque cómoda era pequeña, pero eso no les evitaba la diversión.

El nivel de juego escalaba, más empujones, atrapadas y entonces comenzaron a ladrarse la una a la otra.  Dejé pasar los primeros ladridos, pero cuando estos no tuvieron pausa las amonesté: ‹‹¡Ya! ¡Cállense! Van a despertar a su papá.  Shhh…››

Greka y Musa se callaron, se me quedaron viendo por un momento.  Su lenguaje corporal indicaba que querían seguir jugando y entonces fue cuando me sorprendí.  Volvieron a ladrarse pero en tono bajo, como si susurraran los ladridos; y mientras se movían las colas con sus orejas paradas, continuaron divirtiéndose.

Fue la primera vez que vi algo así, no sabía que pudieran hacerlo o tal vez nunca antes les había puesto atención.  Pocos me creyeron la fantástica historia en esos años, y es una pena que no tuviera cómo demostrarla, pero ahora aunque no es un vídeo de mis hijas caninas, al menos podrán ver, si lo buscan, que es posible.

Feliz fin de semana y recuerden las actividades que están programadas para este sábado y domingo.  Asistan, colaboren y diviértanse. 
-----------------
Las actividades de esa semana fueron publicadas en el post original: http://blog.guateperros.com/2012/07/13/susurrando-ladridos.aspx

viernes, 6 de julio de 2012

Por un poquito

Esta es otra anécdota de la que me había olvidado hasta ahora.   
Conocí a Vero en la universidad, tuve suerte, ya que ese año en mi carrera sólo éramos dos mujeres, y resultó que ella también amaba a los perros y su casa me quedaba en el camino.  La amistad que tendríamos estaba predestinada.

Iba un día a dejarla a su casa, y pasamos a una ferretería que quedaba cerca.  A la vecindad de esta, un perro amarillo y peludo estaba en la banqueta, ladraba y cuando terminaba de hacerlo pegaba de brincos contra el portón negro de esa casa, provocando fuertes sonidos.
Antes de arrancar el auto, esperamos.   No nos habíamos puesto de acuerdo pero ambas queríamos saber qué pasaba con el perrito y las dos asumimos lo mismo: “Lo dejaron afuera y está tocando para entrar.”

El perro se desesperaba, se alejaba un par de metros, y regresaba.  Nosotras, sin prisa, seguíamos al pendiente.
¿Será que no hay nadie? ¿No oyen?  ¿Qué pasa que no le abren?, nos preguntábamos.  Al ver que no había respuesta en el portón, Vero se bajó para ir a tocar.  El perro se sentó a la par de ella, moviendo la cola a más no poder.   Nadie contestó y ella regresó al auto.  El perro continuó haciendo lo suyo.

—Vero, pero si el perro toca más fuerte que tú. Qué te iban a oír, si es que hay alguien —le dije burlona—.  Voy yo.
Con la llave comencé a tocar más fuerte y escuché ruidos adentro.  —Sí, si hay alguien —le grité y ella bajó a acompañarme.  Ahora éramos tres los interesados en que esa puerta se abriera o al menos que alguien contestara. Pasaron un par de minutos y nada.  Nos metimos al auto y el perro también se movió de ahí.  

En ese momento desde arriba del portón grandes chorros de agua cayeron, justo en donde estábamos paradas.  Quedamos sorprendidas por el suceso. Por un poquito y nos bañan en la calle, pero todos tuvimos suerte.
Prevenida sólo bajé el vidrio y comencé a hablar para que quien estuviera adentro me escuchara.  Una señora abrió, todavía con cubeta en mano.  Entendiendo nuestra preocupación nos dijo:  —¡Perdón! No me imaginé que alguien más estuviera afuera. Ese perro es de la otra casa, se les sale para venir a buscar a la perra de aquí porque está en celo. ¿No las mojé. O sí?

Nos despedimos, y vimos que el perro al ver a la señora con la cubeta se fue, sin embargo por el retrovisor noté que cuando el portón se cerró, muy campante y seco volvió para de nuevo probar suerte.

Hasta una próxima
Nova A.S.G.