viernes, 26 de julio de 2013

Cuachuchitos cachorros


¿Tienen idea de lo que es cuidar a cachorros de 14 días?  Apenas han comenzado a abrir sus ojos, necesitan alimentarse varias veces al día, y luego de alimentarlos hay que limpiarlos con un pañito remojado en agua tibia para estimular a que orinen y defequen, al igual que lo hace la madre al lamerlos.
Pensar en hacerlo es una de las ideas más tiernas que se me pudieron ocurrir hasta que me tocó realizarlo: es realmente agotador. Para colmo,  no vendían leche para cachorros aún, o al menos no encontramos.  El doctor nos dio una receta casera que había que realizarla poco antes de que se les diera el biberón para que se mantuviera fresca y de temperatura ideal.  No me pregunten cuál fue, en realidad no lo recuerdo y la receta la guardé al igual que unos ganchos que no encuentro desde hace años, sólo sé que están bien guardados.

Cinco perritos que comían y comían, cuando no lo hacían dormían y yo preparaba las siguientes raciones.  Gran error el que cometimos de comprar pachas de las “especiales”  para cachorros, el mamón es una punta que no tiene un borde amplio para que ellos puedan realizar el movimiento de empujar con la lengua y patitas para succionar la leche.  Las primeras 24 horas me junté con cinco chiquitos hambrientos y confusos del cambio de “mamá”.
Al siguiente día fuimos por biberones para niños con mamones de los más pequeños que había, fue un buen cambio, aunque no proporcionaron toda el área a la que estaban acostumbrados a empujar con las patas, tuvieron más agarre con estas en la rosca y espacio en la goma para rodear con la lengua.
Rk me ayudaba cuando regresaba del trabajo, pero con su horario tempranero el sueño lo vencía, y yo no me atreví a despertarlo por consideración.  Recuerdo que la última porción se las daba a la una de la mañana, para comenzar de nuevo a las cinco, caía muerta pero entre mi natural insomnio y la pena de saber que pronto tendría que levantarme apenas dormía, además también había que atender a mi bella Greka porque no quería comer.  

El trabajo maternal no acababa ahí, tenía que mantener limpio el nido, cambiar el papel a cada momento y cuidar de que estuviera a buena temperatura el cuarto.   Mis niños necesitaban calor y se les colocaba bolsas de agua caliente forradas en toallas para que no se quemaran, a estas les hacía recambio cada 3 horas porque aparte de todo fueron unas semanas muy frías.   No se les podía colocar muchas cobijas, por el peligro de que se ahogaran al quedar atrapados en ellas. Así que si no estaba alimentándolos o limpiándolos, estaba preparando la leche, esterilizando mamilas, hirviendo agua para las bolsas de agua caliente, con Greka o limpiando el cuarto.  Estaba pendiente de ellos, cansada o no debía de hacerlo.  
Siempre me han gustado los cachorros ¿a quién no? y he deseado que esa etapa dure más pero en ese momento, que era yo la encargada, agradecí que no fuera así.

Fueron un poco más de cinco semanas de atención constante, en realidad no es mucho tiempo cuando se realizan tareas en horarios normales, pero este no fue el caso, era cuidado 24 por 24 y con la responsabilidad de seres vivos.  No había margen para errores.   Un par de sustos me llevé pero se los contaré la próxima semana.

Hoy en día veo esas colitas moviéndose y siento el amor en sus miradas: ¡Valió la pena el esfuerzo!  

Sean felices y hagan felices a sus perros
Nova A.S.G.

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