viernes, 8 de agosto de 2014

Perseverancia de un cuerpo débil

Algunos lo saben por experiencia propia con peores casos y menos recursos, a veces la recuperación de un perro rescatado puede ser frustrante, ahora yo lo sé.   Como una procesión en la que quienes la llevan dan tres pasos para adelante y uno para atrás.   Es una constante incógnita como en los partidos de fútbol que se deciden en penales, sólo que en estos casos no hay límites de goles o fallos.  El tiempo y el cuerpo son los que deciden; y si el rescatado soporta el cansancio, entonces  conoceremos el resultado.  

Ver a Ágenor retozando y comiendo con gusto, es una victoria y luego, en horas o al siguiente día: la derrota, y el proceso empieza de nuevo.  Él no sufre, pero cuando se pone mal, veo que se frustra también.  Es como si se molestara con su cuerpo por no responderle como desea.  Pero en los días que amanece sano, sólo parece un perro flaco que olfatea la grama y se revuelca en sus lugares preferidos.   Se pone atento ante todos los sonidos, saluda ladrando a todos los que se nos acercan en el paseo y mueve la cola indicando: ¡soy feliz!

Sí, hay peores casos, también están en los que el daño es externo: piel, quebraduras; y es probable que no sean sencillos de tratar pero es más fácil ver los cambios o el pronóstico es más exacto.  Con este perrito y recursos ilimitados tal vez no sería tan difícil, pero hay que trabajar con lo disponible.  Antes de él, habíamos tratado con desnutrición y leves problemas de piel, nunca con daños internos tan severos, aún así pudo estar peor porque los perros son fuertes.
No se asusten, ni se predispongan, si pueden rescatar a un perro de la calle sepan que no todos requieren de tanto esfuerzo para recuperarlos.  Como mencioné, de varios perros que hemos recogido este es el primero que necesita ese esfuerzo extra que uno cree no poder realizar.  Y si tienen esa intención con un perrito que ven a diario, háganlo antes de que se enferme o empeore.

Con él, he aprendido a entender que los logros son momentáneos, pero el trayecto  me ha enseñado más sobre la perseverancia de un cuerpo débil y que soy capaz de tener más paciencia de la que imaginé.   Me frustro por veces por no tener la capacidad de sanarlo sólo porque lo deseo, pero no me arrepiento del momento en el que tomé responsabilidad por él.   La satisfacción de verlo en sus buenos días me inspira a llegar hasta el final, sea cual sea, porque él también durante este tiempo está disfrutando de lo que no tuvo antes: un hogar.

Sea feliz junto a su perro y colabore en la vida de un perro sin hogar. 

Hasta la próxima
Nova A.S.G.

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