viernes, 23 de agosto de 2013

Motivando cachorros

La motivación a temprana edad desarrolla el proceso del cerebro para que el aprendizaje sea más rápido y a mayor capacidad; también debe tomarse en cuenta que el crecimiento del individuo sea en un ambiente adecuado y con una alimentación sana.

A mis chiquitos los alimenté lo mejor que se pudo sabiendo que nada podría suplantar la leche materna que les faltó, y su nido lo mantuve lo mejor posible pero por más que intenté no podía permanecer junto a ellos como lo habría hecho la madre, por eso en su crianza en donde enfaticé fue en estimularlos en todas las formas que se me ocurrió.   Les ponía música, clásica en su mayoría; les demostraba objetos, juguetes caninos y los tapaba con los mismos periódicos que forraban el suelo para que ellos buscaran.  Conforme fueron creciendo también cambié la caja y les conseguí una grande para que tuvieran espacio cubierto, más una cerca alrededor para que corretearan fuera de ella. Todo esto dentro de un cuarto  por supuesto y siendo ellos tan bebés todo les era grande.    A la caja le hice un par de recovecos a diferentes alturas para que se ejercitaran tratando de alcanzarlos.  Al principio todos cabían y luego se peleaban por esos espacios porque sólo uno podía dormir allí, eran los lugares favoritos para dormitar.   Además colgué un par de muñecos para jugaran y no me imaginé que el reto de agarrarlos por verlos flotando les causaría tantas horas de distracción.

Puedo afirmar que tuvieron una linda canina-aniñada infancia.  No sé hasta dónde la estimulación y la genética comienzan y acaban.   Son bastante comunicativos verbalmente, no me refiero sólo a ladridos sino a ciertas vocalizaciones que realizan para que uno haga algo por ellos, pero Greka (la madre) hacía lo mismo. 
Utilizan las manos para muchas cosas, en especial para acariciar y halarlo a uno para hacerlo.  Tengo el pelo largo y con las patas me lo halan cuando estoy sentada para que me acueste, no lo muerden; y a mi esposo le agarran la frente desde atrás para lo mismo, algo que nos recuerda mucho a Skippy (la abuela).  El busca y encuentra objetos ahora es diferente, Nova los esconde y nos pone a buscarlos, créanme tiene su forma de hacernos loquear por su peluche favorito para que al final si no lo encontramos nosotros nos enseña en dónde lo había escondido.  Perseo era el especialista para traerme mis calcetas. A propósito le dejaba la gaveta abierta y le pedía que me diera un par, escogía las que él quería aunque no siempre era la mejor opción para mi vestimenta.

Cada uno tiene habilidades que sobresalen y desde cachorros comenzaron a demostrarlas.  Pero sé que la motivación fue importante porque ocuparon su mente mientras crecieron, no fueron unos perritos que permanecieron en una caja esperando comida y limpieza. Claro, no tuvieron enseñanza maternal pero ellos fortalecieron sus capacidades con los juegos y retos que les proporcioné. Por eso me imagino que los perros que sobreviven en la calle son tan inteligentes, sólo que para ellos no es un juego sino la vida.   Y veo a Circe, que sin haber crecido con los Cuachuchitos los imita, comprende que ellos son su modelo a seguir para vivir en armonía.  

Mimo al fondo y Gecko rendido bajo el muñeco.

Una rápida fotografía luego de colocarlos para que comieran.


Hasta la próxima y no olviden hacer feliz a un perro sin hogar.
Nova A.S.G.

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