viernes, 6 de abril de 2012

Un buen consejo

Sí, les quedé mal con la anécdota de la semana pasada.  ¿Se imaginaron que estaba de vacaciones? Se equivocaron.  Una gripe, de esas que hasta recordarlas hacen sentir mal fue la que no me dejó acercarme a la computadora.   
A mediados de esta semana, ya más recuperada aunque no sana por completo, me puse a pensar sobre qué tema escribir hoy.   Tenía que ser una excelente información, una historia graciosa o el mejor de los consejos, porque tenía que redimirme por la falta de tema del viernes pasado.

Mientras me decidía, comencé a arreglar la fisura de una pared.  Ayer jueves, luego de revisar que la reparación estuviera bien, le puse un presellado y me pareció lógico hacerlo en toda la orilla.  Quería terminarlo rápido para que cuando Rk regresara de trabajar, saliéramos con los perritos (él no tiene los feriados como la mayoría).  No lo logré.  Él vino, me ofreció ayuda que no acepté, entonces me sugirió que tuviera cuidado y se puso a arreglar el jardín. Proseguí.

Estaba en la escalera, vi hacia abajo y noté que el polvo del material que utilizaba estaba cayendo encima de Keyla, una de las Cockers, quien dormitaba mientras me acompañaba.  

—Keyla, por favor quítese de ahí —dije con tranquilidad.
La perrita, de inmediato se levantó y se fue.

Desde donde yo estaba no podía continuar, bajé, moví unas plantas para tener espacio y en lo que lo hacía,  Nova (la otra Cocker) caminaba entre las patas del banco en el que estaba una gran maceta.  Empecé a decirle que se quitara, pero ella jugueteaba conmigo y entonces Gecko (el único macho) se acercó para llamar la atención y participar en el juego de la hermana.  
Me detuve, no debo sobrepasar mi fuerza (es lo lógico, pero en mi caso por mis cervicales también es por indicación médica).  Pensé que si se doblaban las patas del banco no podría sostener la planta. Por evitar a los Cuachuchitos podría perder el control.

—¡Ya! Permiso muchachitos, vayan a molestar a su papá —expresé haciendo gestos con los brazos para que se fueran. Indignados se fueron y me dejaron sola.

Acerqué un banco al área que me tocaba pero no alcancé la orilla, lo dejé ahí; jalé la escalera y la subí.  Coloqué el material en el último pedestal y pensé: ‹‹¡Ups.  Me puedo caer!›› Y al terminar el pensamiento, la escalera se resbaló llevándome con ella hacia el suelo.   En la caída, hizo una pausa contra el banco que le quedaba en el camino y creo que fue lo que ayudó a que no me rompiera ningún hueso, cosa que dudé por el dolor que sentí.  Mi cuerpo pegó contra los pedestales y si tengo dientes es porque mi rostro quedó en uno de los huecos.

Rk fue a ayudarme luego de escuchar el estruendo contra el piso, los Cuachuchitos también llegaron y recuerdo que me lamían y relamían y yo no terminaba de decidirme a levantarme por miedo a verme una quebradura expuesta en la pierna y a la vez pensaba en que me había dañado de nuevo el cuello.

Hoy, apenas un día después, he sentido dolores que ayer no sentí, y por ello entiendo como mi cuerpo absorbió el golpe, aunque no sé cómo es que no me quebré ni un dedo.
Me duele toser, me duele reír, pero no me importa porque a pesar de mi imprudencia nada peor pasó.

Tuve suerte de pensar en lo sucia que estaría Keyla, y en que no podría con la maceta si Gecko y Nova seguían “molestando”; esas cosas que no tuvieron que ver con lo que pasó pero por lo que los alejé, porque nunca antes imaginé el riesgo que corrían mis perritos al estar cerca de mí, mientras se realizan ciertas labores.  Si uno de ellos hubiera estado conmigo, la escalera y yo le habríamos caído encima dándole una muerte horrible.  Creo que tuve una gran enseñanza a bajo costo.

Que mis moretes les sirvan de experiencia: En arreglos caseros, desde una conexión eléctrica o tan simple como usar un martillo y un clavo, no permitan que esos ojos de cachorro lastimero los convenzan de estar cerca de ustedes en esos momentos, por tranquilidad y seguridad de todos.  

Así que consideren el tema de hoy informativo: por lo que puede suceder.  Gracioso: Se los permito, cómo creen que sé que me duele reír, me río de mi estupidez y visto desde otros ojos, la caída fue caricaturesca. Y sí, considero que les he dejado un buen consejo.

Hasta una próxima y espero que sin dolor.
Nova A.S.G.

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