viernes, 21 de octubre de 2011

Adiós Musita

Hace unos meses, le escribí a un amigo que preguntó por Musa: ‹‹¡Qué, ella nos va a enterrar a todos en casa!   A pesar de su poca salud, sigue protestando y moviendo la cola.  Ya sabe, desde hace varias Navidades decimos: Esta será su última celebración.  Y ahí sigue.  Recién cumplió 15 años y creo que la veré cumplir 16.››
Me equivoqué.

Hace un par de meses, cuando me operaron, el reposo que debía hacer lo hice a medias.  Musa se enfermó en esos días y debí ayudarla para tenerla lo más cómoda posible.  Cargándola para llevarla a realizar sus necesidades, alimentándola con cuchara, en fin estar al pendiente por completo de ella.
Los medicamentos ya no le eran efectivos y pensé que para aliviar su dolor tendríamos que dormirla.  Era la última opción y para tomarla teníamos que estar seguros que no se recuperaría como el médico y la lógica afirmaban.
Luego de una semana en total debilidad y un par de días sin querer aceptar alimento le hablé: ‹‹Bien Musita, mañana lunes iremos a la veterinaria.  Estás muy enferma y no quiero que sufras más.  Es hora de la despedida.››

Ese lunes por la mañana, decidí una vez más tratar de darle de comer y mi gran sorpresa fue que lo hizo.  No como enferma sino como lo hambrienta que estaba.  Dio un par de pasos por su cuenta y al llevarla a orinar pudo sostenerse por si sola.  Una semana más se llevó para recuperarse y seguir siendo la perrita anciana que era.
El colmo de su recuperación fue que comenzó a oír, sus cataratas desaparecieron y comenzó a pasar más tiempo con nosotros cuando estábamos en la cocina.   Se le notaba al menos tres años más joven.

Un mes más pasó con nosotros, haciéndonos recordar sus buenos y malos tiempos.
La hora le llegó por si sola y el domingo 16 de octubre murió.

Adiós perrita negra, adiós Mamush.

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