sábado, 24 de septiembre de 2011

Travesuras de Musa

Luego de la tremenda Skippy, las travesuras de Musa no fueron gran cosa.   Eso sí, después de ver lo bien que se portaba, me agarró desprevenida las pocas veces que realizó alguna. Estas son un par de las que me acuerdo:

Regresamos con Rk de cenar con unos amigos y al ver el piso de la sala lo veo forrado en pequeños, sí muy pequeños papeles de colores.   Parecía pica pica, del que se usa para los cascarones de carnaval.   Todavía vi a Musita echada al pie del sillón recortando con sus dientes lo que quedaba de una revista.  Skippy observaba la escena (creo que sonreía), con su mirada me decía: ‹‹Ves, ella también rompe cosas.››
Era una revista de productos de Disney que había guardado para mandar a pedir una colcha que tenía bordada a cuatro perros de la película: Los 101 Dálmatas.
Para entonces no tenía Internet y necesitaba la página que tenía los códigos para realizar el pedido.  Encontré la mitad de la hoja y recuerdo que así la envié toda masticada, sólo agregué una nota: ‹‹Espero acepten la orden en estas condiciones ya que mi perra se comió el resto.››
Todavía tengo la colcha que vino dos meses después.

Otra vez, estaba sola en casa y para relajarme un poco escogí mi música favorita, me coloqué los audífonos y me puse a escuchar las canciones que tanto me gustaban.  Ponía un CD tras otro.  De cuando en cuando, desde donde estaba, miraba a Skippy dormitando en un sillón y atrás de otro en el suelo, alcanzaba a ver a Musa echada, no la cara pero el lomo y las patas traseras, entonces yo le hablaba y ella estiraba su cuello y así le miraba su rostro feliz mientras movía la colita; luego volvía a su posición y continuaba, según yo, durmiendo.
Al fin de unas quince melodías me levanté y entonces pude ver a Musita.   Ella estaba echada muy entretenida, deshilando con afán la alfombra de centro de la sala.   Me enojé muchísimo, más porque lo hizo frente a mí, la regañé y vi que no me entendió.  Se le notaba orgullo por la manera en que deshizo la mitad del tapete.
Y es que he de decir, yo no lo hubiera hecho mejor si hubiera tratado.  Fue un trabajo dedicado.  Si yo hubiera tenido la mitad de paciencia de Musa habría tejido la alfombra de nuevo.   Tuve la intención de hacerlo, pero luego de un par de meses que pasó guardada en una bolsa, ocupando espacio, la regalamos para colchón de un perrito.

Y ahora que he escrito estas, me acuerdo de más travesuras pero otro día se las contaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario