viernes, 13 de agosto de 2010

Dos historias reales y cortas

La primera

Veo un perro mestizo, con lo que parece una sonrisa en su cara, cesando y ante todo tomando precauciones para cruzar la calle.   Con más lógica que muchos humanos, se sube la pasarela del boulevard Los Próceres y 20 avenida.  El semáforo me da suficiente tiempo para observarlo.  Al mismo tiempo, un señor que también quiso cruzar entre los vehículos, queda atrapado en el arriate central.   Tengo que avanzar, pero por el retrovisor miro al perro ya bajando hacia la banqueta, aplaudo su inteligencia.  El señor sigue entre las dos calles.


La segunda

El propietario-tendero de la farmacia cierra cuatro horas antes el local.   Por no ser algo que acostumbra a hacer le preguntan si todo está bien.   Con toda naturalidad responde: ‹‹—Mi perro ha estado enfermo estos días, con fiebre y sin comer, está en un hospital.   Recién me avisaron que ya lograron que recibiera alimento.   Así que cierro temprano para ir a pasar la tarde con él.›› 

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