viernes, 6 de junio de 2014

Destino de Navegante


Vean esta fotografía. ¿Verdad que es lindo?  Es una de esas caritas que se pueden colocar en un póster.  Llama la atención, uno quiere  abrazarlo, quererlo, uno lo quiere en casa y luego recordamos que no podemos por espacio, economía, ya tenemos cuatro que requieren amor y cuidados.   Pero es una fotografía y se dice así mismo:   ¡Qué lindo perrito!  Y se piensa en otra cosa.  Si se ve en persona, la misma historia y tomamos la misma decisión, porque somos responsables, conocemos nuestros límites y uno más no es posible.

He mencionado en otras ocasiones que me encantaría adoptar a una cachorra, la idea de una hembra es porque Gecko es territorial a pesar de estar castrado, en general no le gustan otros perros y con Circe la historia fue diferente porque el carácter de ella es lo más dócil que se puede encontrar sobre la faz de la tierra.  Lo enamoró. 
Keyla y Nova, tampoco son llevaderas y aunque aman a Circe, siempre le hacen saber que debe respetarlas en todo y malcriadeces.  Ella lo acepta y todos felices.
Además Nova padece del corazón y se pone tan mal que le afecta la piel; cuando traje a la cuñada (Circe), no sólo tuvimos que costear una perrita más y su esterilización sino también tratar a Nova porque pasaron meses antes que se recuperará al fin de la “sorpresa” de convivir con una perra más.  La decisión es muy clara para mí, ante rescates: no más, por la vida de mi hija canina.

Pero entre todos los perros sin hogar tan necesitados y enfermos,  cómo todavía puedo ver uno que está muy mal y dejarlo ahí.   Con mucho dolor de conciencia y plegarias ruego cada día no encontrarme a uno que no pueda evitar.  El martes, no fui escuchada ante ese ruego. Pasé justo a una hora que no debí pasar, frente a una calle que no suelo tomar y entre buses personas y un tránsito de hora pico vi a un cachorro.  Llovía y él estaba mojado, olfateando la calle mientras la cruzaba.  Me estacioné cerca, tan pronto pude y fui por él.  Ya no lo encontré, estuve dando vueltas por el lugar y le encargué a un taxista que me llamara por teléfono si lo miraba.   El señor aún me preguntó —: ¿No es ese? —Señalándome a un perro pequeño Poodle mix, color negro, también necesitado, pero no el que yo había visto.   Quise acercarme, pero no sabía cómo lo ayudaría, este negrito se alejó y yo aún trato de no pensar en lo que no hice por él.   Sé que no era el lugar adecuado para agarrar a un perrito escurridizo como vi que se comportó, pero soy sincera al decir que en mi sólo quedó la intención pero no hice el intento porque no se veía tan mal como el que me hizo estacionar, y que tampoco tenía idea de qué haría por el o ella, ni cómo lo haría.
El perrito que me llamó la atención desde la distancia que lo visualicé, tal vez podría compararse con un Cocker mix, pero no fue eso lo que atrajo mi vista, fue su estómago con esa forma que ya había visto en un caso anterior: Bamito Bambino.  Si estaba embarazada, como aseguró el taxista cuando se lo describí, su vientre estaba muy extraño para que fuera normal y yo sabía que era macho en los pocos segundos que volteé a verlo.   Me fui de ahí con una gran tristeza ante los diez perros que andaban por ahí incluido el negrito.   En la calle de regreso, recé por ellos por no saber qué más hacer y agregué: Si conviene que lo ayude, déjame encontrarlo, sino sabré que no debía ser así.  Y entones lo divisé una cuadra adelante.  Más claro no estaba, lo que debía hacer estaba destinado.

En lo que llegué al lugar, el perro se había refugiado bajo el techo de una tienda, le pregunté al guardia que estaba ahí si reconocía al perro o si sabía de quién era.  Lléveselo si lo quiere, por estas calles a estado vagando, me respondió.
Acaricié al perro, que se extrañó ante mi actitud y me recibió comida, así lo atraje hasta mi carro y lo subí, algo le dolió porque gimió, pero luego trató de acomodarse sin saber bien cómo hacerlo. Sí, era macho con pancita de embarazada.  Un cachorro que estaba en los huesos, aunque el pelaje no estaba tan maltratado, extraño ¿no?

Manejé sin saber hacia dónde, el perro durmió sentado pero antes buscó mi mano para una caricia.   Me dirigí hacia la veterinaria más cercana que conocía, pero si lo dejaba en hospedaje no podía costearla.   Había fila para entrar y comencé a hacerla, entonces recordé una pequeña clínica que queda a la vuelta de donde yo estaba y decidí ir allí.

Delia, la groomista iba de salida cuando llegué, y me informó que la doctora se había ido más temprano de lo usual.  Le expliqué el caso y con mucha tranquilidad me dijo: déjelo, que se quede aquí y mañana lo revisará la doctora en cuanto venga.   Me quitó un gran peso de encima.  Ella lo bajó del auto aunque el perrito quiso morderla por hacerlo, Delia no se molestó, comprendió que él estaba tan cómodo que no quería que ese momento terminara.

No suelo pedir favores, porque no quiero molestar, no quiero pasar un mal momento o que crean que me aprovecho, en especial quiero evitarme el escuchar un no.  Pero cuando uno recibe ayuda de alguien desconocido, es una sensación increíble, se restaura la fe en la humanidad y  este fue uno de esos casos.   Saben, en muchas clínicas no suelen recibir a los perros así porque las personas los  dejan abandonados y sé que se tomaron el riesgo conmigo por ayudar al perrito.
Conocí a la Dra. Marisol al día siguiente,  al hacerlo me di cuenta del porqué trabajan juntas, él mismo carácter jovial, ambas aman su profesión,  aman a los animales y están dispuestas a colaborar por el bienestar de ellos.  No sé cómo agradecer el apoyo que me han ofrecido y el haberlas encontrado en el momento preciso.


Regresando al tema del perro,  lo nombré: Ágenor – Navegante.  Los resultados confirman su estado físico: daño hepático; y también insuficiencia renal.  Además tiene una anemia severa y tenía tantos parásitos internos como se puede uno imaginar.  Creo que no tenía una sola garrapata por la anemia, porque no tendrían de qué alimentarse y el par de pulgas que se aferraban a ese cuerpo murieron ante la bañada. Tiene gastritis y tal vez más dolencias que para conocerlas se necesitarían otros exámenes, pero como todo, tienen un costo.
El pronóstico es reservado, se le está brindando tratamiento y se hará seguimiento para saber cómo está respondiendo.  Hoy, estaba mejor que ayer y que anteayer ¿acaso no vale la pena el intento? si Ágenor mueve la cola cuando come, camina y saluda.

La Dra. Marisol y Delia le regalaron a Ágenor dos noches de hospedaje, baño, vitaminas y hasta la castrada, porque se  aprovechó la sedación del tratamiento para extraer el líquido abdominal. Le había regalado la desparasitada, pero insistí en reponerle la pastilla porque sé que la clínica es su medio de subsistencia.   Ellas han ayudado a Ágenor y por lo mismo a mí y también saben que yo estoy haciendo lo que puedo con lo que tengo.

No sé que haré con Ágenor, por el momento está en hospedaje en la clínica, desde el jueves con un descuento de casi la mitad de lo que suelen cobrar por este servicio.  Entre los laboratorios, la extracción de líquido, la comida especial, medicamentos y el hospedaje, no sé cómo le haré para comprar la siguiente bolsa de concentrado que se terminará en pocos días, algo se me ocurrirá, alguna puerta se abrirá y es que aunque no quisiera hacerlo, sacarlo de la calle estaba predestinado o las cosas no habrían ocurrido como ocurrieron.



Sean felices, hagan feliz a su perro y colaboren en la vida de un perro sin hogar. Y si lo desean, pueden colaborar con Ágenor donando alimento del que necesita: concentrado K/D (para problemas renales) y enviarlo a la clínica: Centro Veterinario Dog´s Land. 8 calle, 15-13, zona 13 local “A”. ¡Qué bello sería, saber que puedo contar con este apoyo!

Mis agradecimientos a:
Dra. Marisol Gonzáles y Delia López.



Hasta la próxima
Nova A.S.G.
guateperros@gmail.com 

La continuación de Ágenor: http://www.guateperros.com/2014/06/navegante-agenor-nikola-bones.html

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