No hay manera sencilla de despedirse de un ser amado, más dolor se siente aún cuando no ha sido posible dar ese último adiós. Me lo imaginaba porque a pesar de todo nuestro esfuerzo y hospitalizaciones no había mejoría; pero no era posible que su vida se esfumara poco a poco, ante mi mirada y cuidados. Soy yo la que pierdo la esperanza, me engañaba al observarla. Ella me lo decía con su mirada y yo lo sabía, pero no aceptaba su despedida, aún no lo hago.
Mi bella y amada Greka, todavía la lloro. Siete años no han mitigado el dolor y sé que setenta tampoco lo harán.
Una semana después de la celebración de Skippy, la historia de nuestra bella y completa familia canina cambió, Greka falleció un par de días luego de haber sido internada nuevamente en el hospital. Sólo quienes han amado a sus perros como hijos propios saben el dolor que sentí y siento al recordarla.
Amen a sus perros, sean felices junto a ellos y colaboren en la vida de un perro sin hogar.
Hasta la próxima,
Nova A.S.G.
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