viernes, 6 de septiembre de 2013

Mascotas y temblores

Nunca se sabe cuando podemos salir afectados por una inundación, sismo o un derrumbe.   Hace tres horas que en Guatemala sentimos un temblor por largo rato (en estos casos más de dos segundos que se mueve la casa y es largo), en diferentes puntos los sentimos con mayor o menor intensidad.  Pero sin importar que tan grave es,  cuando sucede algo como esto prefiero estar en mi hogar, no tanto por mi seguridad sino porque así puedo estar pendiente de mis perritos.

El año pasado Circe me tomó por sorpresa al ladrar poco antes de que temblara, ya he comentado que ella no tiene ese hábito, así que pensé que a partir de ese momento tenía una alarma personal para avisarnos.   Hoy, justo antes de que la casa empezara a marearme vi a los perros.  Keyla dormía en el cojín más grande, Nova descansaba sobre una almohada en el sillón (es su costumbre), Gecko regresaba de tomar agua y Circe roncaba con tranquilidad sobre su cojín favorito.   Comenzó a temblar y sólo Gecko, de inmediato volteó a vernos.  Mi esposo y yo somos bastante tranquilos ante estas situaciones y el perro al observar que nosotros nos manteníamos calmados, él también se sentó en el lugar que estaba.  Fue cuando Circe despertó, nos miró, sintió que el piso la meneaba y no sé si su reacción se debió al ver a los otros o poco le importó que estuviera temblando.   Hasta ahí llegó mi alarma sísmica  canina y de ahora en adelante seguiremos como al principio: esperando lo inesperado, como todos.

Estos sucesos nos recuerdan a realizar planes de emergencia y entre ellas a tener un contacto cerca de nuestra residencia en caso de que no estemos en casa y necesitemos que verifiquen a nuestras mascotas, esto nos dará más tranquilidad por si estamos lejos o en caso el acceso hacia nuestro hogar este afectado. Muy importante: que nuestras mascotas siempre tengan una placa de identificación.  

Hoy, luego del sismo, Gecko se puso nervioso y llamó a todos hacia la ventana que da a la calle, creí por un momento que nos advertía de un segundo movimiento telúrico.  Me asomé al balcón y resultó que era Boy, un perro vecino que iba camino a su paseo y a quien tampoco le interesó si la tierra se movía de forma extraña o no.
Sin embargo aún creo que debo atender a los llamados de mis perros, la mayoría de las veces será por intereses caninos que lo harán, pero alguna vez podrá ser de importancia de todos.

Les dejo el enlace de WSPA-Latinoamérica en donde publican 10 ideas para crear un plan de emergencia que incluye a las mascotas.  Cuiden a sus perros, ayuden a los que no tienen hogar y sean felices.


Hasta la próxima,
Nova A.S.G.


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