Un día
regresé del colegio y Consentida estaba acostada en el moisés. Lo normal es que estuviera en mi cama pero
esa vez no fue así. Me acerqué a
saludarla y apenas me movió la cola. Con
molestia se levantó para darme mi beso y fue cuando supe con certeza que
algo estaba mal. No había razón simple para que estuviera
adolorida pensé, y le pregunté a la chica que trabajaba en la casa. Ella me contó que Consentida había salido a
hacer sus necesidades a media mañana y luego
había entrado bien. La perra se
quedó a partir de ese momento en mi cuarto, como siempre.
María (así
se llama la chica), estuvo pendiente de la perra y del gato como solía hacerlo,
sólo los dejó cuando fue a la tienda.
Yo nunca dudé de ella, más que una trabajadora doméstica ella era y es
mi amiga. En ese entonces, también vivía
con nosotros mi padrastro y María era mi aliada y cuando yo no estaba cuidaba
mis cosas y a mis peludos hijos, porque no confiábamos en él. Así que haciéndola de Sherlock Holmes, deduje
que él había lastimado a Cony (Consentida).
Le pregunté
a mi mamá si la Cocker
se había salido de mi área y respondió que no y luego como cosa rara, con
tranquilidad le dije: “Creo que tu esposo la lastimó”. Mi madre de inmediato fue a preguntarle y él
lo negó. Pero yo estaba segura, no había
otra explicación ¿o sí? La remota duda era porque el dolor que tenía Cony
podría ser por alguna enfermedad. Sus
pupilas y encías estaban normales, no tenía heridas físicas; sí, tenía que ser
por un golpe, pero yo no era ni soy veterinaria.
Mientras
llevaba a Consentida con el Dr. J. Melgar, pensaba en las mil y una palabras
que le diría al esposo de mi mamá por su horrible acción, cuando me confirmaran
que estaba golpeada. ¿Qué más podía
hacer?
Llegué a la
clínica y el doctor la revisó y en lo que lo hacía, yo argumentaba sobre el
golpe que Cony tenía. El doctor desde
que lo conocí, siempre fue muy respetuoso y paternal, no sólo cuidaba de mis
mascotas, me daba consejos sanos, por eso creo que le tenía la confianza de
desahogarme, cuando lo miraba.
Él terminó
de revisarla y me dijo: mire mi´ja, se le pasó la mano a su imaginación, bien
sabe que no considero a su padrastro
como persona grata, pero lo justo es justo y su perra lo que tiene es un
problema de espalda, está inflamada.
Podemos sacarle rayos X, si usted quiere, pero no es necesaria. Siga las instrucciones de la receta y
manténgala en reposo. Este es un
problema que algunos Cocker presentan, si bien puede ser causado por un golpe,
también pudo ser por saltar de la cama.
Al regresar
a la casa bajé el colchón de mi cama para que fuera más sencillo para
Consentida subirse, tranquila porque mis suposiciones eran erradas pero siempre con un ojo vigilante. En el término de diez días
Cony estaba como nueva.
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