viernes, 9 de noviembre de 2012

Alertas caninas

¡Vaya! ¡Qué sismote!  


Anteayer miércoles, unos inconvenientes me dejaron sin poder salir de casa.  Aprovechando la situación dejé a Circe en el jardín toda la mañana para que estirara las patas y se asoleara.  Como les he contado cuando no hay personas en casa por su protección se tiene que quedar en un pequeño patio en donde apenas está su casita y la pobre se la pasa acostada dentro de ella por tanto aburrimiento.  
Ella salió y sabiendo que debe sacar beneficio del espacio, corrió alrededor de la grama y luego encontró el mejor lugar para tomar el sol. 

Cada vez que me acordaba, la observaba.  No estoy acostumbrada a que un perro rescatado sea tan tranquilo y a veces el silencio en ellos me alerta de una travesura.  Pero ella seguía dormitando.  
Adentro, mis Cuachuchitos dormían a pierna suelta con esa paz que sólo los que nunca han tenido necesidades pueden tener.  Nova, roncaba.  Gecko con un ojo abierto y otro cerrado abrazando su peluche y Keyla respiraba con fuerza mientras movía sus patas, soñando.

A media mañana Circe gimió, en ese tono que ella usa para comunicarse con uno.  La vi y estaba parada buscando atención.  Asumí que deseaba entrar así que no le hice caso.
Luego, se puso inquieta y botó una maceta vacía que ha estado en el mismo lugar desde que ella vino.  Me extrañé porque ella no suele hacer esas cosas y pensé en regañarla a la próxima “travesura”.  Un momento después Circe ladró, me levanté de la silla y vi que mis perritos todavía dormían.  ¡¿Por qué habrá ladrado?!  El tercer ladrido desde que la recogí.  Lo que faltaba, pensé, ahora resulta que le va a dar por ladrar y entonces no podré tenerla más de refugiada en la casa.   Me volví a sentar y la casa comenzó a moverse, se levantaron los Cocker y caminaron de un lado a otro cerca de mí.  Mi refresco se tambaleó, la lámpara no dejaba de mecerse y yo me puse a realizar un recuento mental: todos tienen collares puestos, las cadenas están cerca de la puerta, Circe está segura en donde está; no hay objetos que interfieran nuestro escape. 
En fin, analicé todos esos detalles que se pueden planear, porque eso es lo que hago y tal vez por eso no me pongo nerviosa ante ese tipo de eventualidades. 
 
El sismo cesó y una vez que la lámpara dejó de moverse fui a revisar que todo estuviera en su lugar.   Y regresé a hacer lo que hacía.  Los Cockers esta vez se quedaron a mi lado.  Media hora después Circe ladró de nuevo.  Aproveché el aviso y bajé seguida de los Cuachuchitos, si en caso era cierto al menos ya estábamos en el primer nivel.  Nada, al menos yo no sentí nada, dicen que hubo réplicas en ese momento pero no creo que se sintieran en la capital.  De todas formas me queda de experiencia, cuando Circe ladra es por algo, ya que no lo ha hecho a menudo.  ¿Quién puede decir que su perro ladró cierta cantidad de veces?  Circe lo ha hecho cuatro.  Dos, que creo fueron por felicidad y los últimos dos por serio aviso. 


No me queda duda que mis perritos Cocker han perdido o no hacen caso de ese instinto por la comodidad en la que viven.   Igual sucede con las personas, al menos yo me encontré con una alarma sísmica personal canina, y es de observar mientras le encuentro adoptantes.


Recuerden colaborar con las personas afectadas y sus animales de compañía; también realicen un plan de emergencia para su hogar que incluya a sus mascotas.  Y presten atención, tal vez ustedes también tengan sus propias alarmas y no lo han notado.
 
 
Hasta una próxima
Nova A.S.G.
 
 Fotografías tomadas hoy por la noche, en la primera Circe siempre atenta y educada cuando uno le da la orden de sentado.  La segunda, timida ante la camára ya que estaba jugando solita.

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