viernes, 17 de septiembre de 2010

Montúfar

Nombramos a la pequeña perra de la avenida hincapié: Priscy.  Le encontramos la mejor opción de hogar.  A los dos días pregunté por ella, me dijeron que no se le veía contenta por tener compañera, pero querían darle más tiempo.  En cambio, la otra perra de esa casa estaba feliz de tener una amiga.
Se me partió el corazón, Priscy es una perrita mimada, y en su casa ha de haber sido perra única.
Las personas la quieren, y desean continuar siendo su hogar temporal o permanente en el futuro, he de permitir que se adapte, pensé.  ‹‹Si veo que la perrita no es feliz, luego de un par de días más, le aviso y me dice que hacer›› me dijo don Carlos. 

Preocupada por los sentimientos de la perra, pero satisfecha de la solución, pensé que hasta allí llenaría la cuota, por algún tiempo, de perro recogido en la calle.  No fue así.
Fuimos con mi esposo al Centro Comercial Montúfar, una perra negra, peluda y flaca caminaba de la manera más humillada, tratando de encontrar comida.   Mi esposo escuchó decir a uno de los guardias que la sacaría a palos, mientras se sacaba el bastón del cincho.  Era en serio.   Resultado:   Perra negra, peluda y flaca dentro del carro.

La nombramos Neymi al principio, ya que buscando información de perros perdidos, vimos que tenía las características del anuncio de una perra, Pastor con Labrador, que se le perdió a una joven, hace más de un año.  Nos confirmaron que no es la anunciada.
Tratamos de llamarla entonces: Montúfar.  Sin embargo a ella parece gustarle más el primer nombre.    Eso sí, responde mejor cuando uno la llama: Chucha.

Salimos a los alrededores para ver si reconocía su casa (creo que miramos demasiada televisión).  La única reacción que tuvo, fue cuando se encontró con otra perra negra, mucho más flaca, casi en huesos (hasta me arrepentí de que no hubiera sido esa, porque necesitaba más ayuda). Esa perra era más tímida,  le tiene desconfianza a los humanos pero no a otros perros.  Sólo se acercó amigable a Montúfar y esta se comportó de igual manera.  Luego la huesuda salió huyendo (si de repente algún lector quiere ir por ella, estaba atrás del centro comercial, bien cuidada, sería una perra de lujo).
Como también colocamos volantes por Montúfar, en busca del “dueño”, un par de personas llamaron y la pidieron en caso no lo encontrara.  Pero siempre hay que tener cuidado de a quién se le da un perro.  Pueda ser que sean las mejores personas del mundo como puede que no.  No correré el riesgo de que su vida sea: Días bajo el sol con una cadena y una palangana de agua.  Aunque no siempre es así, suele suceder.

Solicitamos en algunos lugares ayuda para encontrar un hogar, pero es algo que llevaría tiempo, más por el tamaño mediano de la perra.  Por el espacio pequeño en el que está, comienza a crear una personalidad territorial que no conviene (en apenas una semana).  Nos dimos cuenta que urgía encontrarle una casa, entonces recurrimos a un conocido que vive fuera de la ciudad, sin esperanza de que la recibiera.  Para nuestra sorpresa, justo ahora puede adoptar uno, su perro más anciano recién murió.  La entregaremos luego de que esté recuperada, hemos decidido que mañana será operada para esterilizarla.  Estará aquí en casa al menos otros diez días.  Hay tiempo para que sea reclamada o para encontrar un mejor lugar que al que se irá  (siempre quiero algo mejor para los perros ¡La ambición!)

Hoy pregunte por Prisci, y me han contado que está bien, con mucho apetito y ya juega con la compañera.  ¡Eso es un triunfo para Prisci!  A mi, me hace falta, me encariñe rápido con la chiquita. 
Y aunque ahora reniego, del trabajo extra que nos hemos puesto, de  que el concentrado se terminó rápido, de que mis peludos están celosos y de tantas cosas más, dentro de poco también sentiré nostalgia por la bella perra negra, peluda (ya no flaca) así como la he sentido por otros. 

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