sábado, 6 de abril de 2013

Pretextos o verdades

Tengo un balcón frontal en la casa, es tan angosto que apenas caben los perros, y por eso sólo ellos lo usan.  Al menos es un lugar en el que ven pasar la vida ajena y se distraen; una especie de de teatro con función constante de reality show.   La única condición que les tenemos es que no ladren o se les cierra el acceso.

La ventana, siempre y cuando hay humanos, está abierta; un ruido en la calle y salen corriendo a sentarse a ver la causa.   Durante el día, los transeúntes pueden verlos y a veces las visitas de los vecinos se detienen a observar la graciosa fila canina.  Por la noche la historia es otra porque no salen del todo, entre más tarde es, menos cuerpo sacan.  Así que cuando hay reunión o sólo voces que matan el silencio en la calle, entre las cortinas apenas asoman las cabecitas para observar quién está interrumpiendo el sueño.  En la madrugada cualquier voz se escucha y ha sucedido que son pláticas amenas o discusiones.  Estas últimas son las que me ponen nerviosa, las personas están enfadadas y podrían mal interpretar desde afuera la cortina medio levantada.  Podrían pensar que somos unos vecinos metiches.   

A veces me pregunto si llegará un día en que vengan a mi casa a reclamar porque creen que fisgoneamos en la ventana.   
Y más curiosidad si quien lo pregunte creerá la verdad:  "Lo lamento no éramos nosotros (los humanos) fueron mis perritos".  Se parece al pretexto: “Hice la tarea pero mi perro se la comió”.   ¿Ustedes lo creerían?




Feliz fin de semana.
Hasta la próxima, Nova A.S.G.

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