viernes, 10 de febrero de 2012

Extra sazón

Como conté la semana antepasada, mientras arreglaba mis plantas sembradas en alto, las fresas me recordaron la anécdota de Greka cosechandolas, pero al ver a la albahaca, principal sobreviviente de la fresa, tal vez por su tamaño, recordé una plática que tuvimos entre amigos. 

Ya he dicho en publicaciones anteriores que, cuando estamos en grupo, sin importar de qué hablamos, el tema de los perros siempre sale.
La noche que me vino a la mente platicábamos sobre las especies y hierbas en la comida, que si la canela, que si el azafrán, el orégano y no faltó la albahaca.
‹‹¡Ah! Pero tienen que saber esto —dijo Katy (no es su verdadero nombre, no sea que se enoje). —Afuera de mi casa, en la grama de la acera, creció una mata de albahaca.  ¡Fabuloso!, me dije, nada más sencillo que salir y agarrar.  Así que yo preparaba mis comidas y para el toquecito, salía por una ramita de albahaca.  Pasé meses en esas, nunca me imaginé qué era lo que le daba esa extra sazón a mis comidas, hasta que un día de esos salí por mi ramita y ahí estaba un perro orinando la mata; y para colmo luego me enteré de que el perro pasaba todos los días a regar su plantita.  ¡Imagínense!››

Nadie podía dejar de reír.  La inocencia de Katy ante lo que los perros hacen (en especial machos), no sólo afuera sino en sus jardines, nos sorprendió y agradecimos no haber probado ese saborcito extra, al menos eso creemos.

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