viernes, 3 de diciembre de 2010

Celebraciones extravagantes

Estamos en la época navideña.  Coloridos adornos, música, tamales. ¡Ah! Delicioso.  Y con todo esto la molesta cohetería.
Cuando comentamos con amigos, la mayoría de los perros tienen terror a los estruendos que causamos en nuestras celebraciones.  Unos en mayor grado y otros no tanto.

Consentida temblaba y buscaba de una persona de confianza para estar a la par de ella, casi siempre era yo.  En casa no comprábamos y como a mi no me llaman la atención los cohetes (porque no encuentro la diversión en un sonido que me revienta los oídos), Cony y yo nos manteníamos alejadas del escándalo.  Skippy, ladraba queriendo saber la causa de tal alboroto, así que se asomaba por la ventana a mirar.
Las luces artificiales se pusieron de moda y con la cohetería se sumaron centelleantes colores.   Skippy comenzó a prestar atención a las luces y los ladridos ya no fueron tan nerviosos.  Como ella era tan especial, pensé que era porque quería demostrar valentía ante un miedo natural.  Pero resultó luego que Greka (hija de Skippy), no se preocupó mucho por el sonido y tenía también la tendencia a admirar la iluminación.   No tenían problemas auditivos, sólo que no se estresaban tanto.

Ahora, en casa convivimos con cinco Cocker Spaniels.   Musa, la mayor de catorce años, casi no oye, entonces no hay mucha respuesta por parte de ella en estos días.
Pero la celebración de media noche ha cambiado un poco gracias a los otros cuatro, bisnietos de Cony.  Sólo los que han participado en nuestras veladas Navideñas y de Año Nuevo lo creen a fuerza de verlo.
Al escuchar el bullicio, los hermanos Cocker, corren de ventana a ventana buscando las luces y atrás vamos los humanos mientras nos damos los abrazos.  Ellos saltan entre las personas, celebran el momento.  Corren de nuevo si dejan de ver los brillos entre la noche, para buscarlos en otro lado.   Son como niños emocionados que se sienten apoyados por sus padres y en ese momento no puedo ser más feliz, por ver cuanto se divierten, por compartir con mis peludos y por tener una familia que acepta a mis extravagantes caninos.

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